Una doble M fulminante
El clásico tuvo dos figuras, Alonso Martínez, que entró como un cohete en el segundo tiempo y le cambió la cara a la Liga y Marcel Hernández que volvió a vacunar al Monstruo, su víctima favorita.
Martínez representó un refrescamiento en la ofensiva rojinegra, al punto de provocar el autogol de Esteban Espíndola y asistió al atacante Jurgens Montenegro, para el tercer pepino.
Por otro lado, Hernández una vez más hizo gala de su velocidad e intensidad y se lució con un golazo, su primero en clásicos, pero ya lleva once goles contra Saprissa, el cubano tiene de hijo al Monstruo.
Al 81, Hernández recibió un pase filtrado del hondureño Alex López y después de una gran corrida, definió como los grandes frente al portero morado Aarón Cruz.
El clásico fue el juego número 100 para el cubano, quien en cada encuentro de los manudos se sigue ganando el puesto con su buen juego y sacrificio.
“Gracias a Dios por cada día, cada segundo. Dedicándole este partido y el gol a nuestro compañero Johan Venegas y al profe Andrés Carevic, dándole toda la fuerza, siempre unidos como familia. Vamos por más afición rojinegra”, escribió Marcel en sus redes.
Entró con todo. Una vez finalizado el clásico, Martínez habló de su papel en el partido.
“Entré a un partido intenso y eso es difícil, porque hay que acoplarse al partido, pero por dicha nos vamos con los tres puntos”, manifestó el joven de 22 años.
Alonso también se refirió a la pérdida del padre del delantero Johan Venegas.
“Es muy duro perder al padre, todo el equipo está con él y somos una familia, lo apoyamos”, manifestó.
El defensor morado, Kendall Waston, dijo entender el malestar de los aficionados saprissistas.
“Es entendible, si yo me siento triste que puedo hacer algo, mucho más un aficionado que ve todo en el tele y no puede hacer nada. Uno entiende la frustración de alguien que quiere hacer algo y no lo puede hacer”, reflexionó.