La menopausia (II parte)
Hoy en día, la mujer de cuarenta años es prácticamente una “chiquilla” y a los cincuenta años diríamos que es una mujer madura, no una mujer mayor y mucho menos una anciana. esto es cierto desde el punto de vista social, laboral, vivencial y también en la esfera sexual. así la mujer de estas edades maneja la expectativa de mantenerse sexualmente activa, expectativa que comparte con su pareja, de ahí la importancia de hablar de las repercusiones sexuales de la menopausia.
Para muchas mujeres la menopausia es bien recibida, porque ya no tienen que lidiar con el riesgo de un embarazo y porque desaparece la regla, situaciones que son vistas como un aliciente sexual. sin embargo, también en algunas se puede ver afectada la autoestima por el estigma social imperante con respecto a la menopáusica. es común que algunas mujeres a esas edades estén divorciadas o, separadas y muchas están iniciando o están por iniciar un nuevo vínculo, de tal forma que el atractivo, los aspectos sexuales, físicos y emocionales acaparan el foco de su atención. en el área sexual, la menopausia suele pasar factura, es frecuente que el deseo sexual disminuya, así como la capacidad de experimentar orgasmos. además, la vagina se adelgaza y pierde lubricación y humedad, convirtiéndose en una vagina reseca, que hasta sangra con facilidad y que vuelve dolorosa la penetración.
Todos estos cambios condicionan fuertes limitaciones sexuales, que desconciertan tanto a la mujer como a su pareja, quienes se cuestionan si es que se perdió la atracción, la química o hasta el mismo amor. afortunadamente sabemos que son manifestaciones características de la menopausia y que no hablan de un deterioro de la relación. la buena noticia es que contamos con tratamientos que permiten recuperar la vitalidad sexual perdida propiciando la estabilidad del vínculo de pareja.