Esculturas otra vez marcan el camino
“Realmente hicieron una labor (de restauración) increíble. Me siento feliz, porque es un día muy especial para mí. Me cabe una felicidad extraordinaria. Agradezco a todos los que aportaron”, comentó ayer Ólger Villegas, el creador del monumento a las Garantías Sociales, durante su develación en la rotonda de Zapote.
En la actividad, en la que mostraron las nueve piezas que fueran sometidas a un detallado proceso de restauración y reconstrucción, participaron el ministro de Obras Públicas y Transportes, Rodolfo Méndez Mata; la ministra de Cultura, Sylvie Durán Salvatierra; los restauradores Gerardo Hidalgo Chinchilla y José Antonio Martínez Quirós, de la empresa Renoir S y Villegas.
Villegas, de 87 años, agradeció que su trabajo fuese restaurado y que vuelva a verse en la conocida rotonda de Zapote, luego de una inversión de aproximadamente ¢240 millones.
“Mi tristeza, amargura y frustración desaparecieron. La luz, la verdad y la razón llegaron para confirmar que mi sueño de festejar las garantías sociales seguirá vigente.
“Un homenaje a un hecho histórico trascendental, creado por un grupo de insignes compatriotas para bienestar de nuestro pueblo volverá a lucirse públicamente gracias a la colaboración de distinguidos funcionarios, de importantes instituciones nacionales e internacionales y a las ágiles y amorosas manos de muy competentes obreros costarricenses”, comentó Villegas lleno de felicidad por ver su creación puras tejas.
Detalles. La obra está compuesta por tres conjuntos escultóricos con diferentes significados: uno en que sobresale el doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, acompañado por un universitario (mención a la Universidad de Costa Rica) y un campesino con machete en la
mano (en referencia al Código de Trabajo).
Hay otro con una familia: una mujer que amamanta a un niño apoyada sobre un hombre (que recuerda al Seguro Social) y el tercero por unos trabajadores (madre, padre e hijo) que levantan una columna de su casa, representando la vivienda digna.
Mi tristeza, amargura y frustración desaparecieron”. Ólger Villegas Escultor