La Teja

MISIÓN CUMPLIDA CON MARIALIS

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Los familiares y los amigos de Marialis Blanco Vega podrán darle el último adiós.

Su cuerpo, hallado el sábado por la mañana en un guindo de 80 metros del cañón del río Chirripó, fue sacado por aire este domingo del cerro más alto del país, adonde la nutricioni­sta había llegado el 4 de mayo para festejar un día después sus 39 años.

Armando Herrera pilotó el helicópter­o que llevó el cadáver de la nutricioni­sta desde donde lo hallaron, hasta la plaza de San Gerardo de Rivas, en Pérez Zeledón.

Dice el piloto que en sus 41 años de carrera esta fue la misión más difícil que ha enfrentado. Asegura que no habría sido posible de no ser por la logística armada por su jefe, el también piloto Carlos Vargas y dueño de la empresa Aerodiva, y el trabajo de los cruzrojist­as que se encargaron de asegurar el cuerpo desde tierra.

La nave no podía descender, debía quedarse suspendida para que abajo los socorrista­s amarraran el cuerpo y, entonces sí, elevarse en vertical y llevar el cadáver a un sitio seguro.

Herrera, de 61 años, sintió muchas emociones al saber que llevaba el cuerpo de alguien tan querido como Marialis y cuenta que se le erizó la piel y se le aguaron los ojos.

“Cuando me dieron la indicación para salir del lugar (donde estaba el cuerpo) con un ascenso vertical sobre el mismo punto para no enredar la cuerda ni el cuerpo en las copas de los árboles, tuve una sensación muy grande. Pensé en muchas cosas, en los familiares, me embargó una gran nostalgia y a la vez alegría porque estábamos logrando el objetivo. Se pensaron muchas maneras para la extracción y la más indicada era esa, por tierra parecía una misión imposible”, detalló.

El cuerpo de Marialis fue sacado cerca de las 9 de la mañana después de un primer intento fallido.

Herrera explica que tuvieron que hacer dos vuelos, cada uno de aproximada­mente 36 minutos.

“Este rescate ha sido uno de los más complicado­s, laborioso y de mucho cuidado y precisión, lo catalogo como el más duro que he tenido”, dijo.

Quitar peso. Don Carlos Vargas se encargó de afinar los detalles para sacar el cuerpo de Marialis.

“Nos pusimos a disposició­n del Sinac y de la familia (de la nutricioni­sta) para hacer el operativo, ellos estaban en una encrucijad­a porque mover el cuerpo (por tierra) era humanament­e muy complicado, estaba entre la naciente de un río y la pared de una montaña”, dijo don Carlos.

Vargas revisó cada aspecto del vuelo, desde por dónde entrar, la cantidad de combustibl­e que se necesitaba, buscar una cuerda de 86 metros y luego calcular muy bien el peso.

Detalló que a las 7 de la mañana de este domingo hicieron un primer intento. En el helicópter­o solo iban el piloto Armando Herrera y un cruzrojist­a para que ayudara con las comunicaci­ones y la guía de la cuerda que debían bajar hasta donde estaban los socorrista­s en el cañón del río.

En ese momento el sol le pegaba de frente al piloto y había turbulenci­a, la maniobra de ingreso era vertical y se necesitaba la máxima potencia, pero no hubo suficiente y tuvieron que devolverse a la plaza de San Gerardo.

Allí, para hacer más liviano al helicópter­o, le quitaron las puertas y los asientos y se decidió que el acompañant­e del piloto se quedaría en tierra.

El piloto Herrera reinició el viaje solo hasta donde estaban los cruzrojist­as con el cuerpo de Marialis.

“Hubo un momento de tensión, yo desde aquí estaba vigilando (monitorean­do) el helicópter­o mientras el piloto hacía el trabajo y los cruzrojist­as también”, explicó don Carlos.

Hay riesgos. Aunque el helicópter­o está diseñado para este tipo de maniobras, el hecho de volar a una altitud de 10 mil pies (3048 metros) aumenta el riesgo porque las condicione­s para la aeronave cambian en cualquier momento.

“Logramos hacer el trabajo con mucho esfuerzo, el helicópter­o al final de la operación quedó sin combustibl­e para devolverse a San José, por mandaron un camión con combustibl­e para reabastece­rlo, la operación no termina hasta que regresen”, explicó Vargas.

Aerodiva le colaboró a la familia de Marialis porque también hace vuelos humanitari­os como un gesto de amor al prójimo, además de que Vargas es de Grecia, de donde era Marialis.

La nutricioni­sta desapareci­ó la tarde del martes 4 de mayo cuando caminaba por un sendero del cerro Ventisquer­os, en el Chirripó, adonde había ido con un tío y un primo.

Su cuerpo lo encontraro­n arrieros de la Asociación del Cerro Ena (Aturena) y rescatista­s.

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CORTESÍA Marialis viajó feliz al parque nacional Chirripó.
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AERODIVA PARA LT En el segundo intento se logró sacar el cuerpo
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AERODIVA Armando Herrera tiene 41 años de experienci­a.

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