Pique al trineo de Colacho
Al carro del griego Jesús Jiménez no le cabe un juguete más. Parece hacerle competencia al trineo de Colacho y eso le encanta.
Quizás usted lo haya visto en algún momento y se haya preguntado la historia que esconde este curiosísimo vehículo, por eso se la contaremos.
Jesús es de Grecia, como ya les dijimos, y acostumbra visitar a sus hijas y nietas que viven en el barrio El Erizo, en el centro de Alajuela, donde se le ve con frecuencia. Por donde pasa llama la atención. Todos tienen que ver con esa colección sobre ruedas.
Es común ver a los niños ilusionados cuando lo descubren y si Jesús se da cuenta de que un pequeñín se antojó de alguno de los objetos que adornan su nave, él no tiene problema en regalárselo, al mejor estilo de san Nicolás, cuya imagen, por cierto, viaja con él en el carro.
Freno puesto.
Antes de la pandemia a Jesús le gustaba ir a pasear por el norte, a las cercanías del volcán Arenal, y los extranjeros que se relajaban en esa linda zona del país se volvían locos y le pedían permiso para tomarse fotos con el chuzo. En sus tierras no se ve algo tan llamativo.
Pero con la llegada de la pandemia dejó de salir para cuidarse, aunque siempre causa sensación con solo ir al súper o a hacer un mandado.
Si en el vehículo de Jesús faltan un juguete u otro chunche es porque no existen. Anda carritos, muñecos, patrullas, camiones de bomberos, vochos, carros con barbies, discos compactos, carretas de bueyes con sus yuntas, globos, flores plásticas, adornos navideños, frascos de desodorantes vacíos, monedas y billetes antiguos pegados, bolas de fútbol...
Y para hacer más campo le pegó una carreta en la que lleva objetos más grandes como los triciclos y coches para niño.
Es un fiel liguista, pero asegura que si tuviera que incluir en su colección algo del archirrival, o sea, Saprissa, lo haría sin pensarlo porque tiene clarísimo que su pasatiempo (si podemos llamarlo así) está por encima de su pasión por el fútbol.
Su familia le dice a Jesús que está loco y él no les contradice. No a cualquiera se le ocurre hacer esto y eso lo llena de orgullo.
Nos asegura que no vendería su carro por nada, le ha tomado mucho cariño y sabe que hace feliz a mucha gente, en especial a los chiquitillos que lo ven pasar.
-¿Desde cuándo tiene este carro?
-Desde hace cuatro años
-¿Por qué decidió llenarlo de juguetes y de otros objetos?
-Diay, porque me gustó. Soy medio loco y le puse uno que otro chunche, me llamó la atención cómo se veía, así que empecé a llenarlo con más cosas que tenía, otras que compraba y también me regalaron algunas más.
-¿Qué fue lo primero que le puso y por qué?
-Una yunta de bueyes, porque la yunta representa mucho para los costarricenses, así comenzó todo. Después llegaron los juguetes y se fue llenando de cosas que nunca pensé que le pondría, pero todo sirve, todo es llamativo.
-¿Cuántos objetos tiene aproximadamente?
-Creo que ando por trescientos, más o menos, si las cuentan no me fallan.
-¿Qué hace cuando se le cae alguno o lo pierde?
-¡Ah cuando pierdo algo, le pongo otro y listo! En la casa tengo muchas cosas para ponerle.
-¿Cómo hace con Riteve?
Bueno, ahí sí tengo que quitar todo, el carrito va sin nada porque aunque todo está en orden y al día, mejor lo llevo sin nada para evitar problemas. Son las únicas veces que tengo que quitar todo, pero en la calle los tráficos nunca me paran. (Solo una vez lo paró uno y en vez de multarlo se tomó una foto con el carro).
Ah, y Jesús es además un fiebrazo de La Teja, le encanta. Por eso esperamos que vaya haciendo un campito para que pegue en su especial nave la paginota de hoy con su historia.