Preso en casa y con acoso policial
Nicaragua vive un panorama político delicado.
Daniel Ortega busca la reelección con acciones que van desde reformas de ley que impiden la observación internacional, hasta dar casa por cárcel a precandidatos rivales.
La candidata opositora Cristiana Chamorro está en esa condición y Arturo Cruz fue detenido cuando volvía de Estados Unidos.
Antes, al menos dos precandidatos --Félix Maradiaga, de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y Juan Sebastián Chamorro, de la Alianza Cívica-- denunciaron que agentes de la Policía Nacional les impedían dejar sus casas y continuar con su tarea política.
Juan Sebastián Chamorro comenta desde su casa, el lugar que no puede dejar, sobre lo que Nicaragua está pasando con un Gobierno autoritario y las esperanzas de unas elecciones transparentes.
¿Cómo se percibe el panorama político en Nicaragua en este momento?
Mal. Ortega ha cometido acciones que van en contra del establecimiento de un ambiente apropiado para la participación libre, transparente, competitiva y observada de la elección.
Ejecutó una ley de reforma electoral, aprobada de manera automática, que anula la observación internacional y habilita al Consejo Supremo Electoral, que está bajo total dominio de Ortega, la posibilidad de inhibir candidatos.
También ha militarizado la campaña electoral al darle atribuciones a la Policía Nacional de control absoluto a cualquier tipo de manifestación política. Recientemente ha eliminado la personalidad jurídica de dos partidos políticos. Está acusando de delito de lavado de dinero a Cristiana Chamorro, mi prima, y se me notificó que hasta nuevo aviso no puedo salir de casa.
Con respecto a la situación de casa por cárcel que menciona. ¿Cómo ha pasado y qué consecuencias ha tenido en su actividad política?
Ya tengo ocho meses bajo asedio policial las 24 horas del día y me habían notificado que no podía salir de Managua en octubre del año pasado. Ahora ya se redujo el círculo de movilidad a solo mi casa.
Eso claramente es ilegal sin mayor proceso, simplemente un agente policial con un AK-47, con cuatro antimotines, se para frente a mi vehículo y me dice que tengo que regresarme. Bajo estas acciones no tiene sentido oponer resistencia. Contra un cerco policial evidentemente tengo las de perder, entonces, me dan una notificación arbitraria de un oficial de bajo rango de la policía que está a cargo de la patrulla.
¿Cómo entonces es el tratar de mantener la actividad política con estas acciones?
Todo esto lo he documentado, pero esta es la última expresión de lo que se ha venido haciendo desde setiembre que estoy siendo perseguido por la policía. Estas son condiciones muy, muy particulares. lo que está haciendo la dictadura es estableciendo condiciones para que nosotros nos retiremos del ejercicio político.
Que nosotros decidamos no participar en el proceso electoral, eso es una discusión que están teniendo en este momento en Nicaragua, pero al desenmascarar, al denunciar, al demostrar este tipo de arbitrariedades también estamos haciendo política.
Al publicar en redes, dar entrevistas y documentar las violaciones estamos intentando que la gente y el mundo entero sepan y tomen consciencia de la importancia de la lucha que estamos enfrentando.
Mi posición es simple: hay que seguir en este proceso electoral porque la dictadura lo que quiere es que nos retiremos. Y tenemos que documentar todo movimiento irregular para que, efectivamente, si se comete fraude durante el proceso quede debidamente evidenciado.
Ortega no tiene posibilidad alguna de ganar una elección competitiva, observada y transparente. Sus seguidores y fanáticos cada vez son menos y poco a poco está recurriendo a estas artimañas.
¿Se pueden esperar elecciones libres? ¿Hay confianza en que se dé un proceso electoral democrático de elección popular?
La mayoría de los nicaragüenses creemos que las probabilidades del fraude electoral son altísimas.
Ortega ha cometido fraude en prácticamente todas las elecciones en las que ha participado, no sería esta la excepción y con mucha más razón estando su popularidad más baja que nunca y con el pueblo nicaragüense más decidido por un cambio.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los nicaragüenses, alrededor del 85 %, en una encuesta reciente, dice que sí va a ir a votar. Es decir, la mayoría cree que el fraude electoral es inevitable, pero también irá a votar.
Lo que está haciendo Ortega de eliminar candidatos, eliminar partidos políticos no le está generando el efecto de abstencionismo, la gente quiere ir a votar como forma de protesta y de expresarse contra Ortega.
Estamos en una situación donde es posible hacer una campaña política basada en la esperanza de crear esta inmensa ola de millones de votos que sea irreversible para Ortega y ganar la elección, o en su caso alternativo que se vea en la situación de efectuar un fraude descarado.