El amor sin ganas
Históricamente se ha tenido la idea de que la mujer tiene un deseo sexual supeditado al del varón. la iniciativa, el ímpetu, y hasta la creatividad si bien es cierto hoy se entiende como algo compartido, siempre, erradamente, se ha considerado como algo más masculino.
Por eso los problemas con el deseo sexual de la mujer suelen pasar desapercibidos, más aún todo cuando ella accede a tener relaciones sexuales en el nombre del amor y no en el nombre del deseo. diríamos que mientras ella no diga no, es común que la pareja ni se entere del problema y es también muy probable que ella en vez de comentarlo, o de buscar ayuda se resigne a vivir al margen del deleite sexual. Puede que el estrés, la tensión y la fatiga provoquen cierto descenso en el deseo sexual, pero en la mayoría de los casos la disminución o la pérdida del deseo sexual en la mujer, es producto de alteraciones físicas, como el mal funcionamiento de ciertos órganos como el hígado, la tiroides, el páncreas, la hipófisis por solo mencionar unos cuantos.
Por eso es común que además se presenten otras manifestaciones como cansancio, pereza, irritabilidad, problemas con el sueño, problemas digestivos, sensación de tristeza sin motivo, trastornos menstruales o problemas de lubricación, síntomas que nos orientan sobre los órganos responsables.
Muchos creen que el problema se remedia con una especie de afrodisíaco, la verdad es que no existen esas sustancias ni tampoco las necesitamos. lo que procede es detectar la causa del problema y dar un tratamiento específico, con el cual la inmensa mayoría de las mujeres recupera su ímpetu sexual. como mencionamos es común que la paciente acuda mucho tiempo después de tener el problema, y para ese momento la relación de pareja puede estar afectada, condiciones en que se hace un abordaje psicoterapéutico para devolver la armonía a la relación.