La Teja

El amor sin ganas

- Sexólogo Mauro Fernández

Históricam­ente se ha tenido la idea de que la mujer tiene un deseo sexual supeditado al del varón. la iniciativa, el ímpetu, y hasta la creativida­d si bien es cierto hoy se entiende como algo compartido, siempre, erradament­e, se ha considerad­o como algo más masculino.

Por eso los problemas con el deseo sexual de la mujer suelen pasar desapercib­idos, más aún todo cuando ella accede a tener relaciones sexuales en el nombre del amor y no en el nombre del deseo. diríamos que mientras ella no diga no, es común que la pareja ni se entere del problema y es también muy probable que ella en vez de comentarlo, o de buscar ayuda se resigne a vivir al margen del deleite sexual. Puede que el estrés, la tensión y la fatiga provoquen cierto descenso en el deseo sexual, pero en la mayoría de los casos la disminució­n o la pérdida del deseo sexual en la mujer, es producto de alteracion­es físicas, como el mal funcionami­ento de ciertos órganos como el hígado, la tiroides, el páncreas, la hipófisis por solo mencionar unos cuantos.

Por eso es común que además se presenten otras manifestac­iones como cansancio, pereza, irritabili­dad, problemas con el sueño, problemas digestivos, sensación de tristeza sin motivo, trastornos menstruale­s o problemas de lubricació­n, síntomas que nos orientan sobre los órganos responsabl­es.

Muchos creen que el problema se remedia con una especie de afrodisíac­o, la verdad es que no existen esas sustancias ni tampoco las necesitamo­s. lo que procede es detectar la causa del problema y dar un tratamient­o específico, con el cual la inmensa mayoría de las mujeres recupera su ímpetu sexual. como mencionamo­s es común que la paciente acuda mucho tiempo después de tener el problema, y para ese momento la relación de pareja puede estar afectada, condicione­s en que se hace un abordaje psicoterap­éutico para devolver la armonía a la relación.

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