SUEÑO ANIDA EN BARRILES
“Lenca” y “Lempira” aletean en su nido, entrenando para alzar su primer vuelo. Son parte de un ambicioso proyecto en el noroeste de Honduras para repoblar Centroamérica de guacamaya roja, el ave más venerada por los mayas.
Las jóvenes aves asoman la cabeza por el agujero de un nido hecho con un barril de plástico, pero acondicionado por expertos en el tronco de un pino.
Nacieron en un bosque de la comunidad de Gracias, departamento de Lempira, unos 180 km al noroeste de Tegucigalpa y cerca al Parque Nacional Celaque.
“Estas crías se van a liberar el 28 de junio”, cuenta la ingeniera agrónoma Karina Escalante, del Instituto de Conservación Forestal (ICF), mientras marca las dos aves con un tinta morada.
En una pata, “llevan una marca con un anillo, y esto nos permite identificar en qué nido se reprodujeron, en qué año, y quiénes son sus padres”, detalla.
Todo este trabajo forma parte de una labor iniciada por la ONG Pro-Alas, tanto en Gracias como en el Macaw Mountain Bird Park, cerca de un santuario de la civilización Maya, en el distrito de Copán Ruinas.
Allí los polluelos salen del cascarón y son tratados y cuidados hasta su crecimiento y liberación.
En peligro. El Ara macao --nombre científico de la guacamaya roja-- es una especie amenazada pero “bajo preocupación menor”. Habita en Centroamérica, México y en Sudamérica.
“El proyecto se enfoca en reproducir en cautiverio individuos provenientes del tráfico (ilegal de animales), rehabilitarlos, reproducirlos, y estos ejemplares que pasen a ser libres en su distribución histórica”, explica el director ejecutivo de Macaw Mountain, el mexicano Mauricio Cuevas.
Hace un siglo, había amplias poblaciones de estas aves desde México a Costa Rica, pero solo quedan ejemplares en pequeñas zonas boscosas. En Costa Rica se les puede ver en abundancia en las orillas del río Sierpe y en algunas áreas de Guanacaste y del Pacífico central.
El biólogo cuenta que desde 2011 han logrado producir 98 ejemplares en el Macaw Park, incluyendo 23 liberadas en 2020 y hay al menos 24 que serán liberadas este año.
Estima que hay unas 2.000 en libertad en el valle de Copán, donde autoridades emprenden planes de protección con las comunidades. Varias de ellas ya se han reproducido en su hábitat, sin ayuda.
Los científicos llaman al proyecto el “Valle sagrado de la guacamaya roja”, que abarca un territorio de 872 km2 y que pretenden ampliar desde el sur de México hasta Costa Rica.
En libertad. Por ahora, las aves revolotean en los alrededores del parque Celaque, en el bosque y entre las construcciones mayas en el Parque Arqueológico de Copán. También en la isla Barbareta y en las caribeñas Islas de la Bahía así cómo en la isla Zacate Grande en el Golfo de Fonseca (Pacífico).
El proceso de reproducción en cautiverio consiste en recoger los huevos, normalmente de tres huevos por pareja, meterlos en incubadoras para que, luego de eclosionar, a los 28 días, seguir la crianza a mano.
A los 90 días cuando ya han emplumado, los pichones pasan a un aviario que los expertos denominan “el kinder”, donde interactúan con otros ejemplares para aprender comportamientos y la vocalización (canto), tomar contacto con ramas, plantas y frutos en una transición hacia la liberación.
En los bosques son animales que andan en grupos de 25 o más, dependiendo el volumen de las poblaciones.