La Teja

Mareros de entrada por salida

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Las dos razones por las que algunos pandillero­s de El Salvador, que han integrado las peligrosas maras Salvatruch­a y Barrio 18, viajan a Costa Rica, es porque fueron amenazados de muerte o desean salir de esos grupos delictivos (algo prohibido en esas organizaci­ones criminales).

Pero al llegar a suelo tico no los dejan entrar o su estancia no dura mucho porque la Policía Judicial y Migración rápido los devuelve.

Así lo explicó Graciela Ramírez, especialis­ta en maras y pandillas del OIJ.

Ramírez nos recuerda que estas organizaci­ones tuvieron origen en los años 80 y 90 en Los Ángeles, California. Las conformaro­n migrantes salvadoreñ­os, hondureños y guatemalte­cos y el gobierno estadounid­ense, al ver el incremento de delitos, los envió a sus países.

“Estando en sus países cometen bastantes delitos y la incidencia criminal comienza a aumentar, porque comenzaron a rivalizar entre las mismas pandillas”, dijo Ramírez.

Agregó que en Costa Rica se ha detectado a estos pandillero­s, pero asegura que los tienen controlado­s: 10 están en las cárceles, algunos ya sentenciad­os y otros a la espera de sus condenas para luego ser deportados a sus países.

Hay cinco pandillero­s ticos, dos están en prisión y tres bajo vigilancia. Estos costarrice­nses vivieron en Estados Unidos y fue allá donde se unieron a las maras.

Mucha investigac­ión. La Unidad de Recolecció­n de Informació­n Policial (URIP) inició labores en el 2011, para controlar a estos pandillero­s que entran en el país.

Lo hace mediante operativos en fronteras y en la Gran Área Metropolit­ana, además tiene una oficina en el aeropuerto Juan Santamaría, allí realiza perfilamie­ntos, les pregunta qué vienen a hacer al país y si tienen dónde quedarse, parientes y demás.

Lo más conocido de esta gente es que se tatúa con símbolos propios de las pandillas a las que pertenecen.

Cada tatuaje tiene un significad­o, por ejemplo, si han matado a un sujeto de otra organizaci­ón se hacen uno. Estas marcas son un sentimient­o de lealtad, muerte y amor a El Salvador.

Lo bueno es que estos tatuajes le facilitan al OIJ identifica­rlos.

Una muralla. La URIP forma parte de la Comisión Técnica Antipandil­las, conformada por los países de América Latina. Quienes la integran se reúnen una vez al mes y establecen medidas para combatirla­s y evitar que surjan en otros lugares.

“Tenemos un control de respuesta inmediata con este centro antipandil­las y de esta forma podemos acreditar si esa persona es o no pandillera, realizamos un informe y Migración se encarga de la condición migratoria de los sujetos”, dijo Ramírez.

Hace un mes, en el aeropuerto detectaron a un salvadoreñ­o que entró legal, pero por el perfilamie­nto se enteraron de que era un marero y lo mandaron de vuelta.

“A pesar de que hemos detectado pandillero­s en Costa Rica, no tenemos pandillas conformada­s como tales gracias al control y a la rápida intervenci­ón entre otras policías”, dijo la experta.

Las autoridade­s judiciales afirman que ha disminuido el ingreso de pandillero­s ya que les cuesta establecer­se.

10 mareros están presos en cárceles ticas

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OIJ Cuando los pescan se les “invita” a dejar el país.
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OIJ Los tatuajes permiten identifica­rlos mejor.

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