Vivir sin drogas
según mi experiencia como terapeuta de familia y apoyada en estudios, se puede decir que las drogas ( incluyendo el alcohol), generan mucho dolor en las familias y en las personas que las consumen. los efectos sobre el organismo son complejos y muy variables, según el tipo droga.
Pero en general todas deprimen, sedan, provocan ansiedad, euforia, irritabilidad, alteraciones siquíatricas, como la sensación de ser perseguido, falta de interés a las actividades, ya sean estudios, trabajo, vestimenta o apariencia personal. en todos los casos se afecta la salud y su consumo puede provocar daños irreparables, tanto físicos como emocionales, tales como una ideación suicida o la muerte. el recurrir a ellas va de la mano con determinadas situaciones sociales, económicas, familiares y sicológicas, como el maltrato, la ausencia de alguno de los padres o de ambos. Falta de comunicación entre padres e hijos o que sus progenitores sean consumidores. en el caso de los adolescentes puede ser que se inicien por la presión de grupo haciendo que con el tiempo se vuelva una dinámica normalizada. sin embargo, nunca es tarde para hacer algo por nuestros jóvenes y adultos con problemas de alcohol y drogas. Abrirles espacios para informarse y capacitarse sobre la recuperación ayuda mucho.
Brindarles oportunidades, mostrar amor y paciencia. respetarlos y escuchar en lugar de juzgar. Mantener un diálogo constante en familia sobre las drogas, donde se incluya establecer reglas en el hogar de tal manera que entiendan que su uso es inaceptable.
Procurar buenas compañías, así como buenos ejemplos son claves en la prevención, aprender a decir no, alimentar la autoestima, evitar situaciones comprometedoras y sobre todo hacer conciencia de que las drogas destruyen familias, enferman el cuerpo y el espíritu. una familia
sin drogas es más fuerte para aprender y superarse.
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