Don Gato y su pandilla fuera del Borbón
Una gran banda de gatos, que ha hecho del mercado Borbón su casa, tiene los días contados en el visitado comercio josefino.
Don Gato y su pandilla, unos 50 mininos, deben irse en veintidós días (si es antes, mejor) por orden de la administración.
José Vargas Arrieta, mejor conocido como Don Gato, es el protector de todos los misingos que viven en el Borbón, sobre todo desde hace dos años y medio, cuando la propia administración que ahora les echó el desahucio le habilitó un espacio en el sótano para que tuviera una “gatera” (un lugar para cuidar y vigilar a los peluditos).
La gaterita nació con todas las de la ley, nos explica José. Llegaron funcionarios del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), del ministerio de Salud y hubo una reunión con gente del mercado (administrativos y trameros) para ver cómo acababan con la plaga de gatos.
Ya con la gatera lista, Don Gato se dedicó a alimentar, chinear, castrar y dar en adopción a la mayor cantidad de animales posible porque la idea siempre fue luchar de manera positiva contra el exceso de felinos en el popular mercado.
“Mi propuesta fue que yo buscaba las gatas embarazadas, las recién paridas, porque muchas tenían sus gaticos en los tramos, entonces fue así como me mandan a buscar. Yo las recojo con las crías y en unas jaulas que habilitamos se les daba el tiempo de lactancia natural de dos meses y se dan los gatitos en adopción y se le buscaba casa a la gata recién parida”, explica José.
“Si a la gata nadie la quería adoptar, pues como el mercado es su lugar de vivir, se suelta, pero ya castrada, con eso se ha controlado el crecimiento”, destaca.
Pero hay gente que no está de acuerdo con las palabras de Don Gato. Algunos trameros y administrativos dicen que ahora más bien hay más gatos que antes y que la gatera debe quitarse porque no cumple la función para la cual se creó.
“Más de cien gatos se han dado en adopción y más de ochenta gatas se castraron en estos dos años y medio de tener la gatera. No entiendo por qué dicen que hay más, eso es imposible. El mercado Borbón tiene un gran problema y es que mucha gente se acostumbró a venir a tirar gatos aquí”, explica.
“Es normal que al menos una vez al mes me llamen porque se encontraron un saco con una gata con sus gaticos. Eso me obliga a ir a recogerlos para iniciar el proceso de adopción. No son gatos que vivan acá, pero igual hay que recogerlos porque entonces comienzan a buscar alimento por todos lados y eso es lo que estamos evitando”, añade Don Gato.
Él paga todo. A este defensor de los misingos le dicen que además la gatera sale muy cara, otra razón para ponerle candado.
“Eso no tiene pies ni cabeza porque yo compro el alimento de mi bolsa, yo pongo el aserrín para que hagan sus necesidades, yo pongo el periódico y me encargo a diario de la limpieza. Absolutamente todo lo pongo yo, ellos solo me dan el espacio, lo agradezco mucho, pero nada más ponen eso; ellos jamás han gastado una teja en una castración, yo las consigo con ayudas de gente noble”, se defiende.
La Teja fue el viernes pasado al Borbón y Don Gato recién había rescatado a una gata enferma y sin dientes que tiene toda la vida de vivir en el mercado. La encerró para evitar que contagie a otros peluditos y ya no saldrá por la edad y lo mal que está.
“Los gatos en el Borbón son un verdadero problema y no se quitará con cerrar la gatera. A mí me habían dicho que tenía 48 horas para irme, fue que luché por un tiempo para ver qué hago. Quieren sacar los gatos, como si eso se hiciera de la noche a la mañana, los gatos van a seguir viniendo”, insiste Don Gato, que sabe lo que dice.
“Me encantaría que explicaran qué es quitar los gatos porque hasta donde yo sé no tienen un refugio adonde llevarlos, ¿qué harán con los gatos?, esa es una gran pregunta que no me responden. Les pedí una carta por escrito sobre la clausura de la gatera y nada, no me la dan”, destaca.
Pudimos comprobar en un recorrido que los gatos del mercado tienen cuatro lugares donde les ponen alimento y una canastica con aserrín; es José quien recoge las canasticas a diario y pone la jamita varias veces al día. Todo esto lo hace por amor al arte; él no tiene tramo en el mercado, solo defiende a los animales.
Fuimos a las oficinas administrativas del mercado en busca de Fernando Ugalde, el encargado del manejo del tema de animales en el Borbón, y dijeron que no podía atendernos. Nos pidió dejar un número de teléfono porque se comunicaría con nosotros lo antes posible.
Seguimos esperando o más bien maullando.