La Teja

“Pucha, no me morí”

- Silvia Núñez silvia.nunez@lateja.cr

El periodista Adrián Méndez ya cumplió un mes fuera del hospital luego de haber estado en coma por culpa del covid-19.

Aunque su recuperaci­ón va muy bien, el narrador todavía no puede caminar debido a las secuelas de permanecer durante 52 días en cama e intubado.

Además, el virus lo hizo perder más de 40 kilos en tres meses, por lo que ahora está fortalecie­ndo sus músculos.

Conversamo­s con el comunicado­r de Teletica Radio y TD Más sobre esta difícil prueba que pasó desde que cayó al hospital, el pasado 8 de abril.

– ¿Cómo se ha sentido a un mes de haber salido del hospital?

Mi primer mes de recuperaci­ón ha sido espectacul­ar. Mis papás y mi hermana prácticame­nte le han dado otra vez movilidad a mi cuerpo.

Ya me levanto en andadera y doy algunos pasitos, pero todavía falta para volver a caminar.

– ¿Qué ha sido lo más rudo en este proceso?

No podía ni lavarme los dientes, ni comer solo, ni voltearme, los pies me los tienen que acomodar en las noches para cambiarlos de posición y al principio ni el celular podía agarrar porque se me caía. Conforme avanzaron los días empecé a recuperar la movilidad sobre todo de las extremidad­es inferiores, gracias a los fisioterap­eutas y a mi papá que me hace los masajes todos los días.

– ¿Qué tipo de terapia recibe?

Me están atendiendo dos terapeutas, Marvin Aguilar es el encargado de la parte de ejercicios y movilidad, y Carlos Montoya es el neurofisio­terapeuta, que trabaja todas las neuropatía­s, él es el que me está despertand­o las partes que aún están dormidas.

– ¿Cada cuánto recibe terapia?

Un par de veces a la semana vienen los dos y también estoy recibiendo terapia física en el hospital una vez por semana. Papi se ha convertido en un entrenador y mami en una enfermera. Laura, mi hermana, es la que administra mis asuntos, somos un equipo completo.

– ¿Qué recuerda de ese momento cuando despertó del coma después de tantos días?

Cuando desperté estuve como una semana en la que tenía la mente como volando, la sedación no me permitía pensar con claridad. Mis familiares y enfermeros me dicen que hablaba incoherenc­ias. Cuando recobré la conciencia a la que vi fue a mi mamá cuando entró a la UTI y ahí le dije: ‘pucha, no me morí’. A partir de ahí me acuerdo de todo.

– ¿Cómo resume todo esto que está viviendo?

Es una lección y una oportunida­d que me da Dios a la vez. Lección porque yo no tenía buenos hábitos y el covid me agarró despreveni­do.

A partir de ahora veo la vida de otra forma y quiero ser otra persona en muchos aspectos y por supuesto, en la parte espiritual porque yo sé que mucha gente en Costa Rica y fuera del país oraron por mí. Ahora me he dado cuenta del gran poder de la oración y lo importante que es estar cerca de Dios.

– ¿Era de los que pensaba que no le iba a dar el virus?

Siempre tuve miedo porque los casos más graves eran de personas que tenían un estilo de vida parecido al mío.

– ¿A qué estilo de vida se refiere?

Muy desordenad­a con la alimentaci­ón, lo que provoca subir de peso aceleradam­ente y que crezcan las posibilida­des de que el covid te dé más fuerte, como me dio a mí.

El miedo se me quitó cuando me dio el virus (a inicios de abril) y cuando llegó el momento final, donde era esperar que me diera un parorespir­atorio o intubarme. Yo tomé la decisión sin miedo y le dije: ‘doctor, intúbeme porque yo no me voy a morir”.

– ¿Qué le ayudó a superar esta prueba?

Primero, el creer en Dios, en que Él me iba a sanar, y tener claro que estoy viviendo cosas muy buenas a nivel personal y a nivel laboral. Estoy viviendo momentos mágicos con mi hija Mariana (de 12 años) y yo no podía dejarla.

– ¿Piensa seguir algún proceso nutriciona­l para mejorar su salud?

Mi mamá me tiene aquí con un plan, la idea es seguirlo y hacer ejercicio cuando pueda.

– ¿Esta es la segunda vez que libra la muerte?

Así es, la primera vez venía de Cartago hacia San José, fue un 24 de diciembre del 2011. Iba para la casa de mi hija a dejarle el regalo de Navidad y me dormí, choqué contra un árbol y quedé prensado varios minutos, pensé que me iba a morir ahí.

Por suerte, solo fueron problemas en los huesos, en la rodilla, en el pecho, al final pude pasar el Fin de Año en la casa, no estuve internado, pero sí tardé tres meses en caminar solito porque se me fracturaro­n los tobillos.

– ¿Qué piensa al saber que esta es su segunda oportunida­d de vida?

Si se tiene fe en Dios y en la Virgen siempre va a estar uno protegido, eso es básico.

– ¿Qué le diría a la gente que sigue sin creer en el virus?

¡Qué difícil! El covid mata, el covid hace sufrir a tu familia, el covid hace sufrir a tus amigos, te saca del trabajo, de tus actividade­s cotidianas, así que, los que puedan vacunarse que lo hagan.

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FACEBOOK Sus papás Rodolfo y Damaris y su hermana Laura armaron equipo para sacar a Adrián adelante.
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FACEBOOK Así quedó el carro de Adrián cuando sufrió el accidente en el 2011.

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