El Chucky reapareció
“Muchas gracias por los mensajes, por las oraciones, por las preguntas de cómo estoy. Gracias a Dios todo salió bien y vamos a echarle muchas ganas”, dijo ayer en video Hirvin Lozano, de 25 años, quien se despidió de la Copa Oro.
El delantero mexicano del Napoli apareció después de la impactante lesión que sufrió el sábado, ante Trinidad y Tobago, en el juego dirigido por el árbitro costarricense Ricardo Montero
La mañana de ayer se informó que el jugador ya había salido del hospital y que se encontraba en el hotel del equipo. Por medio de su cuenta oficial de Twitter, publicó un video en donde se le aprecia con un cuello ortopédico a causa del golpe que sufrió en el cuello y el párpado izquierdo inflamado como consecuencia de la herida en la ceja izquierda.
Vestido con el uniforme de la selección mexicana, con un movimiento limitado y acompañado de su pareja Ana Obregón, Lozano agradeció todo el apoyo recibido.
Se lesionó al minuto 10 y fue trasladado a un hospital en Dallas. Estará inactivo entre cuatro y seis semanas.
Luego de recibir un empujón en del área, pegó su rostro contra la rodilla del guardameta rival, Marvin Phillips y quedó noqueado varios minutos.
Tuvo una reconstrucción de la herida de la ceja izquierda por parte de un cirujano plástico, y después de los resultados favorables de los estudios, el jugador ya se encuentra en recuperación, aunque requerirá un estudio neurológico posterior.
México, en el grupo A, jugará el miércoles ante Guatemala a las 7: 30 p. m.
Homofóbicos. Al minuto 86, el duelo se detuvo durante cinco minutos, debido a que reapareció el grito homofóbico en el estadio de Arlington.
El árbitro Montero mandó a llamar a los futbolistas al centro del campo, lo que fue aprovechado por jugadores de México como Héctor Herrera, para pedirle al público que dejara de gritar el famoso “eeeh put..”.
El delantero Rogelio Funes Mori justificó el malestar de los aficionados, diciendo que la actuación de Montero causó que los mexicanos se pusieran chivas y gritaran de todo.
“El golpe de Hirving era un penal más grande que una casa. Muchas veces los árbitros no están capacitados y generan el grito y el enojo de la gente”, destacó Funes.