Atleta engañó a su madre para competir
El atleta argentino Agustín Vernice se ubicó ayer en el octavo lugar en la modalidad K1 1000 metros de canotaje de velocidad en las Olimpiadas de Tokio y reconoció que para llegar hasta ahí tuvo que engañar a su mamá y hacer milagros con la platica que recibía.
“Sí, es una anécdota que quedó grabada en mucha gente”, reconoce la víctima de sus mentiras, Claudia, su madre, cuando recordó que Agustín empezó entrenándose a los 12 años a escondidas.
“Me molestó el ocultamiento; soy temerosa del agua. Me daba mucho miedo que se diera vuelta el bote y se ahogara”, reconoce Claudia.
Además, el inquieto joven utilizaba todo el dinero que su madre le daba para la jamita, con el fin de alquilar un kayak con el cual entrenarse.
Pero luego de varias semanas de realizar el engaño, Agustín no pudo soportar el cargo de conciencia y confesó, pero para su fortuna todo cambió.
“A los tres meses, mamá ya estaba durmiendo en una tienda de campaña para acompañarme en cada competencia”, recuerda Agustín sobre el enojo de Claudia, que duró menos que una carrera de su hijo.
La señora terminó siendo integrante de la Comisión de Padres de Canotaje.
Él agradece que con su novia, Agustina, que es arquitecta, puede hablar de construcciones en seco y lejos del agua. Sin embargo, lo que sucede en el agua no se puede dejar de citar: en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se colgó de su cuello dos medallas doradas en menos de 90 minutos.
Más allá del brillo del oro, Agustín es el primero en poner los pies en tierra: “La manera de ver donde está parado cada país es en los Campeonatos Mundiales, ya que en mi prueba, Europa posee el mayor nivel”, explicó.