La Teja

Otro peso, otros documentos

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Con esfuerzo, sacrificio y buena alimentaci­ón, Ana Lucía Fallas bajó 56 kilos en un año.

El cambio de Analú Romo, como la conocen en las redes sociales, fue tan enorme que se vio obligada a cambiar sus documentos de identidad porque, por ejemplo, unos tráficos que la pararon en la calle no creían que la mujer delgada que estaban viendo fuera la misma gordita que salía en la foto de la cédula y la licencia.

“Ahora es algo que me da risa, pero sí empezó a ser un problema porque tenía inconvenie­ntes hasta cuando iba al banco y me pedían la cédula para los trámites, pensaban que era otra persona.

“Recuerdo que una vez, en un retén policial de rutina, me pidieron la licencia y como vieron que no me parecía a la foto, un oficial pidió refuerzos porque decía que seguro yo andaba con documentos falsos o robados. Tuve que explicarle­s que había perdido mucho peso y me recomendar­on que fuera a actualizar mis documentos de identidad y así lo hice.

“Hace tres meses tuve otro problema en el aeropuerto cuando salí del país, porque en Migración decían que mi foto del pasaporte no se parecía a mí, pero bueno, no los culpo porque creo que he sido dos personas en una misma vida”, contó la mujer de 38 años.

Aunque Analú ha pasado momentos incómodos, como cuando se topa a viejos amigos que no la reconocen o al recibir en redes sociales comentario­s de mal gusto de personas que le dicen que es una mentirosa y no creen en su cambios, todo eso le demuestra que su esfuerzo realmente valió la pena porque logró cambiar lo que no le gustaba de ella.

Cambio de vida. Los problemas de sobrepeso de esta vecina de Jacó, en Garabito de Puntarenas, empezaron hace años y varias veces trató de adelgazar, pero no de la forma correcta.

“Fui de esas que intentó todo por bajar de peso desde joven, tomé pastillas, hice dietas, una cirugía de manga gástrica en el 2016, una liposucció­n en el 2018, pero siempre tuve el pensamient­o erróneo de que quitarme mi sobrepeso sería mágico. Llegué a pesar 130 kilos.

“En el 2016, cuando estaba en mi peso máximo, fue que me sometí a la cirugía de manga gástrica y con eso, en el 2017, había logrado bajar 45 kilos de peso, pero mis hábitos alimentici­os no eran los adecuados y nunca hice ejercicio. Como la mayoría de personas, creí que el procedimie­nto haría todo por mí y en menos de cinco años recuperé 40 kilos”, recordó.

Analú contó que al verse en el 2020 con 126 kilos de peso, entró en una fuerte depresión que la hizo tocar fondo y decidió intentarlo de nuevo, pero esta vez a base de una buena alimentaci­ón y ejercicio.

“Lloré mucho, caí en cuenta de que eché a perder muchos procesos y que ya lo había intentado casi todo, pero también entendí que no podía seguir llorando y que debía tomar cartas en el asunto, porque solo tenía dos opciones: seguir con esa obesidad que me hundía y me deprimía o ponerme las pilas para sentirme y verme mejor. “Mi vida giró 180 grados, hace un año empecé a levantarme todos los días a las 4:15 de la mañana para ir al gimnasio, no ha sido fácil, también me tocó quitar de mi plato toda aquella comida que me gustaba, mi adicción al azúcar, a los postres, a las harinas, ese ha sido el trabajo más difícil. Enseñarle a mi cuerpo que debe comer para vivir y no vivir para comer, ha sido un trabajo de todos los días, pero nada que no se pueda lograr con mucha disciplina, esfuerzo y constancia”, relató. Dice que, como todo proceso, ha tenido días malos, pero todo es un aprendizaj­e y lo importante es seguir adelante pese a las dificultad­es.

Luchadora. Analú es enfermera de profesión, pero se ha dedicado al mundo de los negocios, ya que tiene una tienda de cosméticos en Jacó. Este 30 de agosto cumplirá siete años de casada con Calvin Rojas y tiene dos hijos: Luna de cuatro años y José Manuel de uno.

Cuando ella empezó este nuevo proceso de pérdida de peso lo hizo sola, ya que su esposo no quería hacer dieta, pese a que él también estaba gordito; sin embargo, dos meses después se puso las pilas él también y empezó a esforzarse. Este año él ha perdido 20 kilos.

Fallas se siente tan feliz con su evolución que decidió compartir su experienci­a en TikTok, donde tiene 225 mil seguidores. Todos los días sube videos de motivación y hace transmisio­nes en vivo para compartir con quienes la siguen.

“La obesidad para mí fue una cárcel y muchas cosas las viví sola y en silencio. Cuando subí por primera vez un video de mi cambio en TikTok, me di cuenta de que no estaba sola del todo, porque ahí afuera había miles de personas como yo, que viven el dolor que causa fracasar en la pérdida de peso.

“Con mi caso, muchos se sintieron motivados a continuar o a comenzar un cambio de vida, y eso me alegró tanto que decidí exponer mis fracasos públicamen­te para que más personas aprendan dos cosas: que no hay cirugías ni pastillas mágicas para perder peso y que con esfuerzo, sudor y constancia todo lo que se propongan lo pueden lograr”.

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ANALÚ ROMO La tiktokera irradia felicidad porque se siente satisfecha.
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ANALÚ ROMO Madrugar para ejercitars­e ha sido clave en el cambio.
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ANALÚ ROMO La joven vivía atormentad­a por el sobrepeso.

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