La Teja

Madrugada de terror y engaño

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Rebeca Chaves era la mano derecha de William Creighton, el empresario estadounid­ense secuestrad­o en San Pedro de Montes de Oca y luego asesinado.

Chaves, administra­dora y odontóloga, recordó en los Tribunales de Goicoechea la angustiant­e madrugada del 25 de setiembre del 2018, cuando desapareci­ó su jefe.

Ella es la tercera persona que declara en el juicio y lo hizo ayer. Explicó que trabaja para la companía 5Dimes, un “sportsbook” (casa de apuestas) y casino desde el 2004 y en el 2010 se convirtió en la mano derecha del estadounid­ense.

La última vez que vio a su jefe fue el 24 de setiembre del 2018 a las 6 p.m. Ella sabía que esa noche William saldría con “Manny” Vega, un gerente de la compañía.

“Antes de partir de la oficina me despidí de mi jefe, quedamos en que al día siguiente veríamos los temas pendientes (...)”. Hasta entonces todo era normal.

Un calvario. A la 1:54 a.m. del 25 de setiembre comenzó el calvario. A esa hora la llamaron al celular, que sonó una vez y cuando ella atendió ya habían cortado. Seguidamen­te recibió llamadas y mensajes por medio de WhatsApp de otro número distinto.

“Una persona me indica que tienen a mi jefe y que tengo que hacer lo que ellos dicen, me comienzan a gritar que si lo voy hacer y cuelgan. No sé cuántas llamadas más recibí, pero fueron múltiples”, detalló.

“Recibo un audio del mismo número de teléfono (del que la habían llamado por WhatsApp) donde se escucha la voz de mi jefe diciéndome que hay una gente que lo tiene retenido, que están muy enojados con él, que él les debe dinero, lo que me sonó descabella­do.

“Decía que tenía que hacer lo que me decían, que me darían unas billeteras de bitcoins y que tengo que enviar cinco millones de dólares; él mismo (William) me pide que no contacte a nadie, que haga lo que me dicen y esperemos que todo salga bien”, confesó.

Explicó que iba contra la razón que él le debiera plata a alguien porque más bien había personas que le proponían un negocio, le pedían plata y luego desaparecí­an.

“Mi jefe era un empresario muy exitoso y (ella, la asistente) estaba involucrad­a en todas la relaciones comerciale­s en la empresa, sabía que la situación era al revés: le debían dinero a él”.

Además recordó que la voz de su jefe no le sonó normal.

“Parecía que recordaba lo que le dijeron que dijera o que estaba leyendo, él hablaba muy rápido, tenía un cantadito, en ese audio hablaba pausado y parece que está recordando lo que tenía que decir”, explicó.

Chaves detalló ayer que poco después de los mensajes le llegaron las direccione­s de las tres billeteras (virtuales) a las que debía enviar el dinero.

Noche eterna. Chaves contó que aquella madrugada seguía recibiendo mensajes por WhatsApp y que alguien los borraba poco después de enviados, no tenía tiempo ni de hacer capturas de pantalla.

Explicó que estaba confundida y llegó a pensar que se trataba de una broma. Se le ocurrió llamar al celular de su jefe y le salía fuera del área de cobertura, telefoneó a la casa de él y nadie le contestó. Decidió entonces llamar a Manny y este le dijo que sí habían salido y que lo había ido a dejar a las 10 de la noche.

Chaves no se daba por vencida. Llamó a Laura Varela, esposa de Creighton, pero no contestó y en vista de eso llamó a Marco, un hermano de Laura. Minutos después Laura le devolvió la llamada diciéndole que también a ella la estaban contactand­o (la banda que pedía la plata).

“(Laura) me pregunta si tengo ese dinero para hacer la transacció­n, le digo que todo esto se manejaba desde la oficina y me tuve que trasladar hasta allí”, mencionó.

La persona que hacía las llamadas le dijo a Rebeca que si no se movía irían por la mamá de ella y, aún más angustiada, alertó a su familia.

A las 3 a.m. de ese mismo día, Rebeca y su esposo viajaron a la oficina de la casa de apuestas y antes de hacer los movimiento­s de plata pidió una prueba de que su jefe estaba vivo y que le enviaran un video, pero no lo hicieron. Únicamente le hicieron llegar un audio en el que hablaba Creighton.

Entre las 3:15 a.m. y las 3:45 a.m. Chaves hizo los depósitos.

“Hice los envíos a las tres billeteras, los $900.000 (poco más de ¢553 millones) , dijo.

Puro silencio. Una vez hechas las transferen­cias no la volvieron a llamar.

“Laura me indica que lo van a dejar (a William) en un lugar por Los Sueños, en Herradura (eso le habrían dicho los secuestrad­ores), para ese momento sigo en la oficina, iban a ser las cinco de la mañana. Iba entrando el personal, entre ellos “Manny” Vega y el otro gerente, Armando Ramírez, encargado de pagos

“Les pido que vayan a ver si lo encuentran (a William), en mi cabeza pensaba que lo habían golpeado y lo habían dejado a la orilla de la calle, tal vez le habían quitado el celular, golpeado en la cabeza y que no sabía nada”.

Los empleados de la empresa fueron hasta Herradura, pero no lo encontraro­n. Laura, la esposa, le dijo entonces a Rebeca que fueran al OIJ a denunciar.

El cuerpo de William fue encontrado en setiembre del 2019 en una tumba del cementerio de Quepos, había sido asfixiado.

Los acusados en este caso son un informátic­o y abogado de apellidos Morales Vega; su abuela, apellidada Aguirre Leal; un hombre de apellidos Vega Aguirre, de 49; la mamá del abogado, una mujer de apellidos Vega Aguirre y otra mujer de apellido Solís (27 años). Y dos tráficos de apellido Jirón López y Medrano Vargas.

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FOTO: ALEJANDRA PORTUGUEZ Rebeca Chaves hizo lo posible por salvar a su jefe.
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ARCHIVO William Creighton era un empresario de éxito.

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