Buses eléctricos dependen de bancos
Silvia Bolaños, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Transportes (Canatrans), dice que los bancos serán fundamentales si el país quiere que el proyecto de cambiar todos los buses de diésel a eléctricos se haga realidad.
Un bus eléctrico vale unos ¢215 millones, o sea, casi tres veces más de lo que cuesta uno de diésel, por lo que si los bancos no sacan préstamos con ventajas en el pago de intereses y los años a pagar, para los empresarios autobuseros será muy difícil cambiar la flotilla.
–¿Hay un interés real por comenzar a cambiar los buses de diésel por eléctricos?
Nosotros (Canatrans), 22 días antes del inicio de la pandemia, o sea en el 2020, logramos un convenio para poner a funcionar 15 buses eléctricos en diferentes rutas del país, pero el virus complicó y frenó todo.
–¿Es hora de meterle mano otra vez a la idea?
Creemos que es oportuno, incluso hacer pruebas con buses eléctricos en una mayor cantidad de rutas porque ahorita solo se ha probado en Desamparados y Alajuela. Faltan pruebas fuera de la GAM, por ejemplo en Limón y en Guanacaste.
–¿Entonces sí hay compromiso?
Sí y muy serio. En estos momentos hay al menos 15 empresarios de buses en todo el país que están comprometidos con el proyecto de probar buses eléctricos para, a partir de ahí, iniciar la transformación.
Lo que pasa es que la pandemia golpeó muy fuerte a las empresas de buses y ya mismo todavía se están recuperando del impacto económico.
–La primera dama lidera el proyecto del transporte público eléctrico, ¿tienen relación con ella?
Totalmente. Estamos en la comisión del proyecto de buses eléctricos porque sí hay un ambiente positivo entre los empresarios.
–¿Qué falta para dar el primer paso?
Se necesita un análisis profundo de la información que salió de las pruebas en Desamparados y de la que saldrá de las pruebas en Alajuela con Tuasa. Hablamos de seis meses máximo. Está lo de los préstamos bancarios y también, muy importante, un cambio en el plazo de las concesiones que ahora están en quince años, ocuparíamos un plazo mayor para poder meter los préstamos de dinero que se ocupan en una mayor cantidad de años y que así el impacto de los pagos no sea fuerte.
–¿Cómo debe ser ese cambio DE UNA flOTILLA DE BUSES DIéSEL A eléctricos?
De la mano de un compromiso serio y muy bien acordado con los bancos del país. Se ocupan préstamos con intereses bien cómodos, que esos préstamos se comiencen a pagar al menos dos años después de pedidos para que exista una real posibilidad de hacerles frente. Sin la ayuda de los bancos es imposible pensar en electrificar los buses del país.
Además, urge una ley de incentivo eléctrico para que garantice un ambiente ideal y ponga en papel el tema de los préstamos de dinero que se ocupan para comprar los buses, porque actualmente un bus eléctrico vale tres veces más que uno de diésel.
–Con buses eléctricos, ¿podríamos hablar de pasajes más baratos?
Por eso le digo que pensar en una transformación real y efectiva a buses eléctricos va de la mano de un acuerdo con los bancos del país. Si los préstamos no tienen condiciones favorables, es muy difícil que la llegada de buses eléctricos signifique pasajes más baratos. Un préstamo bancario con altas cuotas mensuales tendrá impacto importante en el pasaje.
–¿Podrían terminar hasta costando más los pasajes?
El punto medular aquí es el compromiso financiero de los bancos. Ocupamos lograr una moratoria de al menos dos años, hablamos de buses que cuestan como $350 mil. De alcanzarse un buen acuerdo bancario en los préstamos que ocupan los empresarios para comprar los buses eléctricos, no veríamos inconvenientes para que los empresarios puedan sumarse a la transformación.
–¿Sería un cambio de un solo golpe?
No. Paso a paso.