AL SON DE LA SOLIDARIDAD
Los músicos de Son de Tikizia crearon una campaña para darle una mano al conguero de la orquesta, Miguel Rojas Campos, que se ha visto doblemente golpeado en esta pandemia.
En agosto del año pasado, por la cancelación de conciertos, el músico alajuelense, con 15 años de trayectoria en esta agrupación, decidió ponerse a trabajar en Uber Eats con su moto (la cual compró a pagos) para llevar el sustento a su casa.
Desafortunadamente, el 14 de mayo anterior sufrió un accidente de tránsito que le causó una fractura en su pierna derecha y que lo llevó a estar 95 días internado en el hospital.
Para terminarla de hacer, su recuperación tardará al menos un año y medio, pues aún le faltan cuatro operaciones más para reconstruir el hueso, por lo que todavía no pude bretear.
Al ver la dura situación que enfrenta su gran amigo, el cantante y trombonista Alfredo Poveda decidió escribirle una canción llamada “Yo no quiero ser”, que a su vez será el lema de la campaña “Ayudemos a Migue”, que lanzarán el próximo 1º de setiembre.
“Yo no quiero ser parte de un mundo deshumano. No
El accidente fue en el parque Palmares.
quiero formar parte del vicio y la mentira. Yo no quiero ver en este mundo el sentimiento de los pueblos que han perdido hermanos en la guerra.
“Si me das la mano y combinamos la esperanza, quedaría claro que todos somos hermanos. Si te queda un poco de tu amor en los bolsillos, combinémoslo y formemos un mundo más unido”, dice parte de la canción que también es como una reflexión sobre lo experimentado en la pandemia.
Amor en los bolsillos.
Poveda explicó que la idea de esta campaña es que las ganancias que se obtengan con las reproducciones de la canción, en las plataformas digitales, serán donadas a Miguel para que se pueda ayudar a pagar sus gastos mientras se recupera.
Además, sus compañeros habilitaron un SINPE Móvil, al 8397-4902, para aquellos que les queda “un poco de tu amor en los bolsillos”, como dice la canción, y quieran ayudarlo.
“Un músico no debería andar en Uber Eats, son las circunstancias a lo que nos ha llevado esto de la pandemia. Miguel es uno de los mejores congueros y percusionistas del país y hoy necesita de todos nosotros, es un año y medio que él estará en recuperación y los cobros no se congelan”, dijo Poveda.
Todos los músicos donaron su talento y tiempo para grabar la canción y el video que fue dirigido por Wálter Flores.
Casi la pierde. Miguel tiene más de 30 años de carrera musical, pues sus primeros toques fueron con el grupo La Empresa. Desde entonces, los bailes, conciertos y la grabación de temas le han dado de comer.
Pero el año pasado al ver que los ahorros escaseaban y nada que se reanudaban los eventos, tuvo que buscar otra forma de generar ingresos para hacerle frente a las facturas, sin imaginar que esto casi lo deja sin su pierna, tras el accidente que sufrió en la esquina suroeste del parque Palmares, en el centro de Alajuela.
Estando internado en el hospital del Trauma, le ingresó una bacteria en la herida, por lo que estuvo aislado durante seis semanas y los doctores le advirtieron que si los antibióticos no funcionaban debían amputarle la pierna. Para su fortuna, lograron salvársela y ahora usa muletas para caminar.
“El hueso, tanto arriba como abajo, me quedó cinco centímetros más corto que el de la otra (pierna) y ahora viene el proceso de alargamiento de hueso, que son unas cuatro operaciones más”, explicó.
Agradecido. El músico dice que no pierde la esperanza de volver a sentarse frente a sus congas y tocar junto a sus compañeros como lo hacían antes de la pandemia.
Además, dice sentirse muy agradecido por todo el apoyo que le han dado sus colegas desde el primer día del accidente, pues en las malas es cuando se conoce a los verdaderos amigos.
“Estoy muy positivo, pero no le voy a negar que muchas veces, cuando estaba ahí solo en el cuarto del hospital, me puse a llorar pensando en que me iba a quedar sin la pierna, pero igual me mantuve positivo de que todo va salir bien”, mencionó.
La próxima semana le toca volver al hospital para una nueva operación y está viviendo en la casa de sus padres, en el centro de Alajuela, pues requiere de la ayuda de otras personas hasta para levantarse.
“Estoy muy agradecido y lo estaré hasta el último de mis días, porque cuesta mucho que en un trabajo se solidaricen así con alguien, pero es que en Son de Tikizia he encontrado unos hermanos de verdad, somos como una familia”, reflexionó Miguel.