Lunar en fiesta por Celso
Alajuelense sigue de malas, al menos dentro de la cancha, porque un empate 1-1 ante uno de los coleros del fútbol guatemalteco, como es el Guastatoya, no es un resultado que se pueda ni se deba celebrar.
Los manudos suman tres partidos sin ganar: la derrota en Pérez Zeledón por torneo nacional, el sufrido empate con San Carlos y la igualada ante los chapines, quienes devolverán la visita a Tiquicia el próximo martes en el Morera Soto.
El brete fuera de la cancha, donde los manudos se llevan fichajes como el de Celso Borges, y las clases en mercadeo sobre cómo sorprender al anunciar refuerzos, urge que se equiparen con un equipo que deportivamente queda corto.
Por más que el León ande con las pilas bajas y le faltaban jugadores, estaba en la obligación de ganarle a un rival que en los papeles de todos en Tiquicia es inferior, lo dice la historia, el momento y hasta la planilla.
No es hacer menos a los chapines, pero la Liga no se podía dar el lujo de ceder ante este tipo de rival, un club fundado hace apenas once años y del que muchos en Costa Rica, hasta esta serie contra los manudos, no tenían idea de su existencia.
Guastatoya tiene siete partidos sin ganar, es penúltimo (no es último por gol diferencia) en su campeonato y desde hace dos fechas tiene nuevo técnico (el mexicano Daniel Guzmán), por lo que la situación parecía “ideal” para que el León superara sus dificultades recientes y retomara confianza de cara al torneo nacional.
Por lo que se veía en la cancha, la sensación se mantenía, por más que el rival tenía algunas figuras conocidas en el fútbol nacional como Adrián De Lemos y el mexicano Luis Ángel Landín, quienes más adelante dejarían su marca en el juego.
Los chapines salieron a esperar, a pararse atrás y pulsear un contraataque, el plan no lucía como el más osado, pero del que no salía muy mal parado por la ofensiva casi inexistente de los erizos.
El León fue sin un nueve a Guatemala, Johan Venegas se quedó por lesión y Marcel Hernández por su impedimento de salida del país, por lo que la opción que tiró Luis Marín para jugar arriba fue Carlos Mora.
Casi a la media hora de juego no había mucho que destacar en las áreas, salvo un jugada que se le enredó a los siete minutos a De Lemos, que no pudo despejar y casi le cuesta caro.
Fue a los 26 minutos que los locales tuvieron la primera y la mandaron a guardar. El brasileño Rafael Da Raza hizo un tiro de esquina, Néstor Jucup cabeceó, con un estirón Leonel Moreira la logró desviar, pero en el rebote apareció Landín solo para definir abajo del marco. Nadie llegó a marcarlo.
Se veían los mismos fallos que aquejan a los manudos en el torneo nacional, un equipo que lo clavan fácil y que a pesar que tiene la bola casi todo el partido, le cuesta concretar jugadas arriba, menos sin un delantero en su once inicial. La cosa se le estaba complicando ante un rival que no ofrecía mucho.
La suerte le sonrío un poco en el gol del empate. Alonso Martínez pegó un zurdazo desde afuera del área, la pecosa fue a dar al horizontal luego de que De Lemos la desvió ligeramente y desgraciadamente para el meta tico, la pecosa le pegó en la espalda para meterse al fondo. Autogol claro al 42’.
Para el complemento entró Aarón Suárez y Bryan Ruiz se tiró a la media cancha a ordenar las cosas. La Liga se empezó a ver mejor y generar opciones de gol claras.
A los 57’, Aarón pegó una que pasó muy cerca del marco de De Lemos y dos minutos después Carlos Mora tiró otra que hasta pegó en el palo. La Liga se acercaba, lo que debió hacer desde el primer tiempo.
Para Leonel Moreira el segundo tiempo fue un paseo, ni siquiera le llegaron, mientras que conforme pasaron los minutos parecía que los manudos se conformaban con un empate, que en este tipo de torneo se suele decir que es bueno sacar algo afuera, pero hay casos de casos y este era para ganar.
Salvo un remate al puro final, no hubo nada más de qué preocuparse para el León, las preocupaciones van por otro lado, por ejemplo: ¿Cómo Luis Marín puede darle otra cara a un equipo que no camina?