PERDIMOS UN GRAN GUERRERO
El investigador Allan Orozco Solano, uno de los valientes soldados que luchaba la guerra contra la pandemia, murió por covid-19 ese domingo.
Él era director del Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UCR e investigaba cómo cambia y se transmite el coronavirus. Tenía un doctorado en bioinformática y biomedicina de la Universidad Autónoma de Madrid, España.
El 5 de agosto, en La Nación, Orozco, de 51 años, escribió un amplio artículo sobre cómo las tecnologías de la información, la biología y la nanotecnología, se pueden dar la mano para luchar más fuerte contra el virus.
“Sería factible establecer bases de datos para integrar de información genético-molecular con imágenes médicas de pacientes con covid-19, y se aprovecharían mejor los metadatos (datos sobre otros datos) de los pacientes para apoyar el diagnóstico y tratamiento.
“Todo esto en conjunto no solo ayuda a combatir la pandemia, beneficia a la ciencia y la tecnología integral del país, crea posibilidades para explorar nuevas formas de secuenciación genómica (conocer la información genética total de un organismo), establece puentes de colaboración y potencia el trabajo de los expertos y los actores que participen, lo que se traducirá en un bien para la sociedad costarricense”, escribió.
Años en eso. Orozco ya tenía al menos 4 años de estudiar enfermedades mortales cuando apareció el virus.
Por ejemplo, en marzo del 2018, la UCR publicó: “La revista Bioinformatics de la Universidad de Oxford, Inglaterra, que se distingue por publicar los trabajos de mayor impacto en bioinformática, publicó por primera vez un estudio de cuatro investigadores costarricenses. Ellos dieron vida a VizGVar, una herramienta web que ayuda a descubrir las causas moleculares de una de las enfermedades de mayor mortalidad mundial: el cáncer”.
Dolidos. La periodista Martha Zamora, quien lo conoció siendo profesor de la UCR en el 2008, lo recuerda como un científico cargado de humanismo, siempre buscando cómo ayudarle desde su campo a las personas.
“Nunca había escuchado sobre nanoinformática, por eso lo busqué para que me explicara y me topé con un ser humano humilde, amable, alegre y entregado a la enseñanza. Lo suyo era estudiar el comportamiento de las enfermedades para que, a través de la informática, se lograra una mejor administración de los medicamentos”, recordó la comunicadora.
El virólogo Christian Marín Müller también estaba muy afectado por este golpe.
“Costa Rica pierde un pionero en las batallas contra enfermedades mortales, hace años venía trabajando desde la biotecnología y bioinformática.
“Al principio de la pandemia compartimos y él colaboró con el Ministerio de Salud. Siempre lo consultaba y era demasiado noble y conocedor”, destacó.