La Teja

BRUTAL MUERTE DE NIÑOS

- GDA/ La Nación Argentina

Las dos cicatrices, una en la frente y otra en la mano izquierda, sirvieron para que la familia del pequeño Alveiro Santana Saavedra lo identifica­ra en una mesa de autopsia del Instituto Nacional de Medicina Legal, en Cali, Colombia.

La escena de horror la vivió una mujer. Los gritos llenaron la habitación porque la víctima era su sobrino, quien solo alcanzó los 12 años y misteriosa­mente había estado todo un año desapareci­do, entre 1963 y 1964.

Este menor fue uno de los más de una veintena que fueron asesinados en el Valle del Cauca, especialme­nte, en Cali, entre 1963 y 1967, cuando se empezó a forjar una de las leyendas urbanas más temidas en la capital de la provincia, tras una seguidilla de desaparici­ones de niños y adolescent­es, con edades entre 8 y 13 años, que apareciero­n brutalment­e asesinados.

Algunos estaban desnudos, con señales de abuso sexual y hasta con marcas de agujas, como si les hubieran extraído la sangre.

Esta es una de las historias del Cali Viejo que contaban abuelos y padres sobre una de las matanzas más recordadas en la historia de esta ciudad que generó pánico.

Son casi 60 años desde aquellos asesinatos atribuidos al llamado “Monstruo de los mangones”.

Alveiro era un niño alegre a quien le gustaba salir a las calles de Palmira, la tierra de su padre hasta llegar a Cali, como buen andariego que era. Si Alveiro hoy viviera tendría 69 años.

Como muchas de las más de 20 víctimas atribuidas al “Monstruo de los mangones”,

Alveiro provenía de una familia humilde . Era hijo de un albañil y su madre se dedicaba a varios oficios para subsistir.

La última vez que vieron con vida al niño fue en diciembre de 1963 y transcurri­ó un año hasta que su cadáver fue encontrado en un lote de la zona de Menga, en el norte de Cali, que hace 57 años era un área despoblada.

Las desaparici­ones comenzaron entre octubre y noviembre del 63.

Al igual que Alveiro, Víctor Manuel Quintero también vio su vida truncada. Tenía 10 años cuando desapareci­ó hace seis décadas, vestía un pantalón azul, camisa gris a cuadros y zapatos negros con medias cafés. Nadie volvió a saber del pequeño que estudiaba en una escuela del barrio El Troncal de Cali.

El periodista Phanor Luna recuerda que entre las historias cobraba más fuerza la de niños cuyos cuerpos aparecían extrañamen­te muy pálidos.

Gabriel Ortiz , del centro de Cali, también coincide con muchos de los caleños que crecieron con esta historia que fue real, en que un grupo de personas y bajo supuestas órdenes de un empresario que sufría una enfermedad de la sangre, iban vestidos de negro en un vehículo por las noches y se acercaban a niños en las calles, ofreciéndo­les dinero para que se fueran con ellos.

Después vinieron los asesinatos y una impunidad de casi 60 años.

Nunca se esclareció el asesinato de este menor de tan solo 10 años.

Fue el 5 de noviembre de 1963 que el cadáver de Osorio fue encontrado en un potrero. La madre del niño, Rosa María Galeano, fue quien lo identificó.

El menor había salido de su casa, vistiendo jeans azules y una camiseta blanca. Apareció totalmente desnudo.

A la familia le dijeron en ese entonces que no se sabía nada y hoy sigue el mismo interrogan­te, porque aunque siempre en estos casi 60 años se habló del “Monstruo de los mangones”, lo cierto es que en todos estos asesinatos no se identificó realmente a un responsabl­e, además de que hubo toda una planeación con participac­ión que involucrar­ía a más de una persona.

De hecho, se habló de un grupo como una secta que además tenía aberracion­es y ejercía el sadismo, pero jamás hubo capturas contra este grupo y, por eso, la leyenda sigue latente por este manto de misterio.

 ?? TWITTER ?? Los periódicos se llenaron de anuncios de niños desapareci­dos.
TWITTER Los periódicos se llenaron de anuncios de niños desapareci­dos.
 ?? TWITTER ?? Nunca encontraro­n al monstruo.
TWITTER Nunca encontraro­n al monstruo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica