La Teja

MIGRANTES PROTEGIDOS

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

La apertura de la vacunación anticovid les trajo un gran alivio a los migrantes que viven en Tiquicia y que no tenían cómo demostrar su residencia y arraigo.

El 8 de octubre se abrió la vacunación para esta población y Mario Blandón, un nicaragüen­se de 35 años y con 17 de vivir en el país, fue de los primeros en sacarle provecho a la medida.

Antes del 8 de octubre él la había pulseado varias veces en el ebáis de Purral, pero le decían que no estaban vacunando inmigrante­s irregulare­s y debía regresar a su casa desilusion­ado porque no ha podido poner en orden sus documentos.

Sin embargo, gracias a la apertura, Blandón volvió a ir al centro médico el 10 de octubre y ahí sí lo punzaron.

“Esa última vez fue otra cosa, me atendieron de lo más bien”, recordó feliz.

Blandón trabaja como guarda y asegura que se le ha hecho muy difícil obtener el permiso de trabajo porque es más fácil que se lo den a las personas que trabajan como constructo­res y jardineros.

Su papá sí está nacionaliz­ado, pero como Mario ya es mayor de edad, queda fuera de la cobertura de padres a hijos.

Blandón está soltero y sin hijos, aunque sus padres, hermanos, primos y sobrinos sí viven en Tiquicia y ya están establecid­os formalment­e.

Solo él y uno de sus primos no han podido ponerse en orden migratorio; al primo le pidieron dos cartas de recomendac­ión para vacunarlo aduciendo que no era día de vacunación.

El primo tiene 31 años de edad y 11 de vivir en el país, también en Purral.

Blandón se vino solo de su natal León a los 18 años en busca de oportunida­des laborales, de las cuales carecía allá. Sus padres ya vivían en Tiquicia.

Ni trabajo, ni vacunas. Actualment­e solo le queda una hermana (María) y algunos tíos en diferentes comunidade­s de Nicaragua, pero la están pasando muy difícil porque el salario allá no sube y los productos de la canasta básica sí.

“No hay trabajo y me dicen que sí está muy dura la situación en Nicaragua y hasta me aconsejan que qué voy a ir a hacer allá, que me quede aquí, porque allá no hay nada”, agregó Mario.

Recta final. Según datos de la Caja, entre el 8 y el 18 de octubre se vacunó a 13.778 extranjero­s con identifica­ción temporal con la primera dosis y a 12.744 con la segunda dosis, para un total de 26.522, de los cuales 22.812 eran nicaragüen­ses.

Algunas áreas de salud han aplicado diferentes estrategia­s para llegar hasta los extranjero­s que requieren el pinchazo para que, en caso de contagiars­e con covid-19, tengan menos riesgo de caer hospitaliz­ados o de morir.

Una de las estrategia­s implementa­das en la zona norte fue gracias a que las empresas dedicadas al cultivo de piña, caña y cítricos, obligaron a su personal a vacunarse. Eso permitió vacunar a 1.800 personas.

Cabe recordar que los vacunatori­os de todo el país están aplicando las dosis a quienes se acerquen, eso sí, solo a personas de 18 años en adelante.

“Es importante resaltar que estamos vacunando a los migrantes mayores de edad independie­ntemente de su estatus migratorio”, comentó la doctora Shirley Ugalde, directora del área de salud de Alajuela.

Los lugares y horarios de vacunación disponible­s se encuentran en el sitio web de la Caja: www.ccss.sa.cr/vacunacion.

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CCSS La vacunación obligatori­a ayudó mucho en la zona norte.

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