UNA BELLEZA MODELO 72
Juan José Segura es un fiebre de los autos antiguos y eso lo supo a los seis años, cuando se le perdió a su mamá, doña María Cecilia, en el mercado
Central, por irse a ver un chuzo por las calles de Chepe.
Prueba de ese gusto es que hace ocho años adquirió un Buick Riviera modelo 72, una joya de nave que roba suspiros por donde quiera que va. Especialmente en Desamparados, lugar al que eligió como su casa, pues todos sus dueños son de ese cantón.
“La pasión nace desde que era un niño. Un día mi mamá me llevó para hacer mandados y me le escapé por ir a ver un carro, que eran los llamados de cigüeña, que arrancaban con una palanca, era un carro de la década de los treinta.
“Recuerdo ver a mi mamá llorando porque no me encontraba y yo estaba afuera del mercado con el dueño del carro. Ese día me fue mal en la casa”, recordó.
Juan José vive en San Miguel de Desamparados y consiguió su chuzo gracias a un amigo, quien se lo ofreció.
“Curiosamente, siempre se ha mantenido en Desamparados, ha tenido cuatro dueños y todos han sido desamparadeños. El vehículo entró nuevo de paquete al país, el primer dueño fue don Eleazar Brenes, que era el dueño de la Casa de las Revistas y lo mandó a traer de Estados Unidos. “Luego se lo vend ió a otra persona, un puertorriqueño llamado Jessy Mathias, quien estuvo en el ejército de los Estados Unidos.
A él le gustaba restaurar motos Harley Davidson y fue a Estados Unidos tres veces por tierra, para llevar motos restauradas y traer para reparaciones”, comentó.
El tercer dueño era su compa, Berny Barboza. “Cuando lo compré estaba en buen estado, lo volví a pintar y casi no le he hecho nada, por dicha los repuestos se consiguen fácil en la tienda
JC, un lugar que se ubica cerca de la Clínica Bíblica”, explicó.
Un avión. Juan José es comerciante y contó que en realidad su nave no jode mucho.
“El Buick Riviera es un carro americano, su motor es de General Motors y su serie es 454, que viene siendo un motor de 7600 cc, es un carro largo, mide 6 metros y tiene dos puertas. Su color es gris, aunque originalmente era verde.
“Los asientos son negros, es automático, tiene vidrios eléctricos, es hidráulico y conserva elementos originales, como el radio. El volante es negro con café y tiene capacidad para cinco personas”, afirmó.
Este desamparadeño lo saca a pasear, a hacer mandados y lo lleva a exhibiciones.
“He tenido otros autos antiguos, porque es una pasión. Cuando lo saco, a la gente le llama la atención por lo largo, lo comparan con una lancha.
“Subirse es una sensación especial, extraña y los ojos siempre están puestos en él, porque el Buick es un carro diferente. Solo hay dos en el país y a nivel general se hicieron muy pocos, son modelos coleccionables”,
destacó. ▲