La Teja

DESGARRADO­RA BATALLA

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Merelyn García es una joven muy valiente que supera una batalla y cae en otra. Embarazo, cáncer, covid-19 y hasta dengue, son las pruebas que le han llegado en este 2021.

Su pequeño bebé, prematuro, es su gran motor.

A inicios de este año su vida cambió mucho y se llenó de emoción porque se dio cuenta de que estaba esperando a su primer hijo, pero en abril, cuando tenía tres meses de embarazo, el mundo se le vino encima.

La joven turrialbeñ­a, de 22 años, empezó a sentirse mal, con mucho cansancio y debilidad y el 14 de abril se fue para el hospital William Allen.

“Yo sabía que lo que sentía no era normal ni tampoco por el embarazo, en el hospital me hicieron un montón de exámenes y me dijeron que tenían que enviarme al hospital de Cartago porque yo tenía leucemia, sentí algo tremendo y pensé en el bebé que llevaba en el vientre.

“Me dejaron internada y el 15 de abril me dijeron que iban a tener que ponerme quimiotera­pia y que era muy probable que mi bebé no resistiera, hasta tuve que firmar un consentimi­ento. Todo fue muy rápido, el tratamient­o me lo empezaron a poner el 20 de abril y yo me sentía terrible”, recordó.

A la valiente mamá la mandaron para la casa y periódicam­ente ella iba al hospital de Cartago para que le pusieran las dosis de quimiotera­pia.

En julio, Merelyn se puso muy malita, tuvo complicaci­ones renales, agua en los pulmones y otros padecimien­tos que la llevaron a cuidados intensivos en el hospital Max Peralta.

“El 28 de ese mes se me vino el bebé, tenía apenas seis meses de embarazo y no sabía qué iba a pasar con él, solo le pedía a Dios que lo cuidara. En el hospital me dijeron que estaba malito, la quimio le había afectado el sistema renal. Yo también estaba delicada, me hacían hemodiális­is y poco a poco me fui recuperand­o”.

Conoció a su gran amor. Merelyn le puso a su hijo Santiago y después de 20 días de larga espera al fin pudo conocerlo. Aunque estaba feliz de ver a su pequeño dice que fue una experienci­a muy dura.

“Cuando me llevaron a donde él se me vinieron las lágrimas, solo pensé en que era un milagro de Dios que estuviera vivo, se veía tan frágil conectado a ese montón de máquinas, muchas veces me dijeron que no iba a sobrevivir, pero estaba luchando por hacerlo.

Los constantes viajes al hospital para la aplicación de la quimiotera­pia y la preocupaci­ón de tener a su bebé internado mantenían a la joven mamá agotada, pero el 5 de setiembre empezó a sentir malestares diferentes que la preocuparo­n mucho.

“Tenía gripe, fiebre y una tos intensa, así que mi mamá me dijo que fuéramos al hospital de Turrialba, yo le dije que estaba cansada de tanto ir a hospitales, pero ella insistió. Me hicieron la prueba del covid-19 y dio positiva”.

Pese que su estado de salud y sus defensas no eran las mejores en ese momento, Merelyn logró pasar la cuarentena en su casa y después de recuperars­e retomó la quimiotera­pia.

Como si esas pruebas no hubieran sido suficiente­s, hace un mes se contagió de dengue y estuvo varios días muy afectada, sentía un agotamient­o intenso y mucho dolor de huesos, pero también superó ese obstáculo.

“Mi situación es complicada, pero los médicos dicen que la quimio está haciendo efecto, así que eso me da fuerza. Tengo una razón muy fuerte para luchar que es mi hijo. Yo pienso que todo en la vida tiene un propósito y si yo estoy pasando por esto es por algo.

“Ahorita no puedo caminar del dolor que me provoca el tratamient­o, no tengo pelo y siempre estoy cansada, pero todos los días me levanto con ganas de vivir. Quiero terminar mis estudios para darle un mejor futuro a mi hijo, por eso, pese a mi enfermedad estoy en último año de colegio”.

La luchadora dice que su familia le da un apoyo increíble, sobre todo su mamá, Blanca Centeno, que hasta pasa en vela las noches en las que ella no puede dormir por el dolor y se desvive por darle las cosas que le gustan de comer, pese a las limitacion­es económicas que viven.

“A mi bebé ya le controlaro­n el problema renal, ahora lo que falta es que el respire mejor porque no le llega suficiente oxígeno, por eso lo tienen con una cánula (tubito), pero yo espero que pronto ya esté bien para poder traerlo a la casa”, dijo siempre positiva entre tanta adversidad.

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FOTO AUTORIZADA POR MERELYN GARCÍA La primera vez que vio a su hijo le dolió hallarlo conectado a tantas máquinas.
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