Llegó Navidad

Mauro Fernández, sexólogo la Navidad es la tregua de la vida, es el mes de los niños y el tiempo de la alegría. los “vienticos” de diciembre, el olor a ciprés, las lucecitas de colores que brillan en todos los rincones, la cocina y sus tamales, los villancicos que se oyen por doquier, el queque de navidad y la ilusión de que venga el Niñito Dios nos llenan de felicidad y nos transportan a aquella infancia en la que con ansias esperábamos la noche del 24. diríamos que todos los años la vida nos regala un mes utópico, y por eso este año en que apenas nos vamos recuperando del sisma que ha representado la PANdeMiA, tenemos que sacar provecho de este mes. Tenemos que aprovechar para ir sanando el alma de tantas angustias, adversidades y restricciones vividas. es momento de teñir de Navidad en nuestro diario vivir e impregnar a los seres queridos con los más altos valores que profesamos este mes. desde luego, para las familias que acostumbran año a año vivir la Navidad, el consejo va orientado a vivirla en su verdadero significado. Lejos de los vicios, los licores y, además, lejos de los rencores y los egoísmos. si hemos tenido diferencias es un buen momento para solventarlas. si nos hemos alejado de la pareja, hoy tenemos el escenario para una reconciliación ideal. si nos hemos distanciado de un allegado por “esas tonterías que a veces pasan”, es momento de acercarnos. Además, siempre es bueno, honrando al Niñito, acordarnos de los que están viviendo adversidades. Ayudemos con dinero, con comida, con ropa, con juguetes, con lo que sea, pero ayudemos a los que la están pasando mal. siempre me gusta recordar que la Navidad es la época en la que “los chicos son grandes y los grandes son chicos”, así que podemos dar rienda suelta a ese travieso que todos llevamos dentro, y pasemos estos días, viviéndolo a lo grande, en un ambiente familiar, cordial, sano y cercano.