Al clásico con pendientes
Saprissa o Alajuelense, el que quiera llegar a la gran final, debe espantar un fantasma bravo que los acompaña desde los últimos meses.
El Monstruo debe sacar ventaja de su casa o por fin ganar de visita y el León tiene que derrotar a su archirrival porque lleva ratillo llevando palo.
¿Por qué? Empecemos por Saprissa. Los morados no han ganado como visitantes desde el 30 de julio de este año, lo hicieron 3 a 0 ante aquel Pérez Zeledón al que todo el mundo le ganaba. Es decir, el Monstruo tiene que golpear duro al León, como lo hizo con Herediano, para poder mantener la ventaja en la visita al Morera Soto.
Las estadísticas moradas de visita asustan. Un juego ganado, cinco empatados y seis perdidos, contando el de la semifinal ante Herediano.
Además, en los últimos cuatro compromisos, el Monstruo ni siquiera ha anotado en condición de visitante: Herediano, Guanacaste, Alajuelense y Jicaral.
Anotó nueve goles, pero le marcaron en 15 oportunidades y en siete partidos, de doce, no pudo anotar. Fatal. “Contra la Liga debemos sacar esa ventaja en el Saprissa porque allá va a costar, no tanto por la Liga, sino porque nos ha costado de visitante. Confío en el equipo”, dijo Marco Aguilar, aficionado al Monstruo.
Mientras que Alajuelense debe competirle al Monstruo porque en los últimos compromisos no se la ve.
Desde el 5 a 0 en la Cueva el 18 de abril, la Liga ha enfrentado a Saprissa cinco veces y no le ha ganado.
Después de aquella escandalosa paliza, Saprissa sacó a Alajuelense de la semifinal del torneo pasado, con un 4 a 3 en la Cueva y un empate a dos en el Morera Soto.
Luego, le metió 4 a 2 en la primera vuelta del actual torneo, mejenga que el León iba ganando 2 a 0 y también perdió la Supercopa en el estadio Nacional 4 a 1.
En el último duelo, ya con Albert Rudé, el juego quedó igualado a cero en el Morera Soto, en un partido en que horrible fue un piropo.
“Ya es hora de que le juguemos bien a Saprissa, aquel 5 a 0 fue hermoso, pero ya pasó. El equipo tiene que tener más sangre cuando juega contra ellos”, dijo María Lucía Herrera, una manudísima.