La Teja

“QUISIÉRAMO­S PERROS QUE RASTREEN”

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Los familiares del boyero Rafael Alberto Aguilar Araya no tienen un momento de calma desde el 3 de diciembre, cuando dejaron de tener noticias de él.

Don Rafael Aguilar, papá del joven de 26 años, les pide a las autoridade­s ponerse las manos en el corazón y unirse al rastreo que ellos han hecho.

“No voy a descansar hasta saber qué pasó con mi hijo, esto es muy triste, les agradezco a las personas que se nos han unido en la búsqueda. En la Cruz Roja nos dijeron que deben tener una orden del OIJ o bien que nosotros encontremo­s un indicio de él para que se nos unan; en pocas palabras, debemos dejarles todo servido”, afirma don Rafael.

“Quisiéramo­s perros que rastreen y quizás nos conduzcan a algún lugar, porque ya todo

Llano Grande (de Cartago) lo peinamos y no encontramo­s nada que nos haga pensar que ‘Betico’ pasó por este lugar y ahí se perdió”, añade.

Rafael Alberto fue visto por última vez cuando salió de su casa en Tierra Blanca; habría caminado unos 4 kilómetros, en medio de fincas, hasta llegar a Llano Grande, donde trabajó con dos finqueros que frecuentem­ente lo llaman.

Para sumar amarguras, ayer falleció Freddy Rojas Rodríguez, un señor de 62 años que participab­a en la búsqueda y cayó al río Reventado (ver nota en la página 3).

De regreso. En la tarde-noche del 3 de diciembre, varios allegados vieron a Alberto caminar como de costumbre hacia Tierra Blanca, pero luego no se supo nada más de él.

“Un primo y un amigo me cuentan que ellos iban en carro y se toparon a mi hijo, ellos iban hacia Llano Grande y Beto caminaba hacia la casa de él; ellos dicen que lo saludaron y siguieron con la intención de pasarlo recogiendo a la vuelta para que caminara menos, me aseguran que el mandado lo hicieron rápido, ni diez minutos duraron, y cuando regresaron por el mismo camino no volvieron a ver a Betico”, explica con Rafael.

“Ellos fueron los últimos en verlo, en el cruce hacia Tierra Blanca, le faltaban unos veinticinc­o minutos para llegar a la casa de él”, añade.

Rafael Alberto salía siempre con un mecate para jalar los bueyes, un cuchillo y nunca le faltaba el sombrero, y hasta la fecha, nada de eso ha aparecido.

“Como papá, les dije a mis compañeros y vecinos: ‘si tengo que volver a pasar por toda la misma zona que ya hemos pasado, lo hago aunque sea solo’. Ya no sé qué hacer, revolcamos toda la zona y nada conseguimo­s”, dijo con tristeza.

El joven boyero se había acostumbra­do a caminar entre fincas para cortar camino y también pasaba por una ruta solitaria y sin iluminació­n; sin embargo, en cuatro años que tenía de hacer lo mismo nunca, al parecer, le había ocurrido nada inusual.

“Debía pasar el puente del río Reventado y siempre le decíamos ‘Betico, no pasés tarde’; a veces nos llamaban a las nueve de la noche y nos decían que lo vieron pasar. Ese es un lugar solo y sin alumbrado, pero por trabajar él caminaba a la hora que fuera”, cuenta el papá.

De hecho, explica don Rafael que cuando sus primos lo vieron iba camino hacia ese puente.

Perdieron la paz. La familia no ha vuelto a descansar debido a la preocupaci­ón por la que pasa. La falta de respuestas mantiene a los familiares de “Beto” en medio de una gran congoja, sobre todo por no es de los que se va de la casa, y menos sabiendo que las hijas lo necesitan.

El boyero tiene cuatro niñas, las dos menores --de 2 años y 4 años-- viven con él y son las que más preguntan por el papá, dijeron sus parientes.

“No hemos podido dormir, cuando trato de dormir me despierto y mi esposa se pone a llorar al no saber nada. Uno piensa si será que lo montaron en un carro y se lo llevaron para algún lado, o si algún carro lo mató y se lo llevaron largo. La mente nos da muchas vueltas, uno piensa de todo”, dice.

Don Rafael asegura que su muchacho no era de andar plata en efectivo; incluso la semana que pasó, uno de los señores que lo llama a trabajar le dijo a la familia que tenía el pago de unos días que Rafael Alberto estuvo en su finca.

Sobre la idea de que lo habrían asaltado, don Rafael dice: “¿Qué me le iban a robar si no andaba nada de valor?, unas botas de hule y sus instrument­os para trabajar, era lo único”.

 ?? CORTESÍA ?? La familia ha buscado al joven boyero por donde ha podido.
CORTESÍA La familia ha buscado al joven boyero por donde ha podido.
 ?? CORTESÍA MARÍA AGUILAR ?? Nada se sabe de Alberto Aguilar desde el 3 de diciembre.
CORTESÍA MARÍA AGUILAR Nada se sabe de Alberto Aguilar desde el 3 de diciembre.
 ?? CORTESÍA ?? Familiares y amigos han buscado incluso bajo los puentes.
CORTESÍA Familiares y amigos han buscado incluso bajo los puentes.

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