La Teja

TIBASEÑO HALLÓ A SU PRÍNCIPE AZUL

- Sergio Alvarado sergio.alvarado@lateja.cr

Richard Soto, un ingeniero industrial, está feliz de la vida porque halló a su “Príncipe Azul”, pero aunque eso suene a cuento, se trata de un Datsun 120 Y de 1980, al que bautizaron así ya que es una joyita que tiene loco a su dueño.

Este vecino de La Florida de Tibás, de 39 años, está acostumbra­do a bautizar los carros por herencia de su papá, Gilberth Soto, quien es un chofer de bus apodado “Castigo”. Por eso le preguntó al tata cómo podría ponerle y se le ocurrió el nombre. Al hijo le encantó y así lo dejaron.

La historia de este fiebre de los carros antiguos es muy curiosa. Hace tres años ya salió en esta sección de “El Chuzo de la semana” de La Teja. Esa vez lo hizo con un Volkswagen 1966, pero al tiempito le llegó una oferta por la nave y la vendió. Gracias a ese negocio es que conoció a su “Príncipe Azul” de cuatro ruedas.

“Yo era miembro del club de vochos, lo llevaba a exhibicion­es y todo. Un día que llegué del trabajo, luego de como una semana de pensar si lo vendía, lo publiqué en la página del Vochoclub y a las horas ya tenía personas interesada­s y al siguiente ya tenía un enganche para la venta.

“Fui a barrio México con el abogado para hacer el traspaso y le conté que me gustaban los carritos viejos y que una línea que me gustaba mucho era la de los Datsun, porque en mi familia varios miembros tenían uno; me dijo que tenía un contacto de uno que estaba en venta”, recordó.

Richard se fue a ver la nave y fue amor a primera vista. Negociaron el precio, le pegaron una revisadita en el mecánico y todo andaba puras tejas, solo había que bretearle la carrocería, que sí estaba muy maltratada, pero solo eso.

En un taller de enderezado y pintura de un amigo le chanearon el chuzo, lo pintaron de un azul perlado y le dieron la forma del 120 Y clásico. Buscó las partes y las postales originales en internet y entonces quedó listo para el ruedo, para salir a ganarse piropos y la admiración de muchos.

“Después de la restauraci­ón, se le hizo una línea para que tuviera una apariencia más de portiva y ajustada a su época, que son los ochenta. Lo mecánico se trabajó más que nada de manera preventiva, pero es un carro que no genera mucho costo.

“Cuando lo saco los fines de semana, bien lavadito y encerado, mucha gente se me acerca a preguntarm­e si lo vendo, pero el lema mío es que si no hay rótulo, no hay venta. Llama bastante la atención”, nos explicó entre risas.

“Gente de experienci­a o que tuvo un Datsun en aquella época me dice que es carro que puedo andar con mucha tranquilid­ad y tienen razón, han sido cosas mínimas, no sé lo que es que me deje varado o tenga que pagarle grúa”, contó con orgullo Soto, quien trabaja como gerente de ventas en una agencia de logística. Otro motivo por el que se encariñó mucho con el carro es que a sus hijas, Abigail y Génesis, les encanta que las saquen a pasear en él, o por lo menos a dar una vueltita a la cuadra cuando el tata llega de trabajar, pero el punto es que les fascina andar trepadas. Al igual que el papá, para ellas también es su Príncipe Azul.

 ?? JOSÉ CORDERO ?? Richard Soto anda feliz de la vida en su chuzo y de momento no hay planes para venderlo.
JOSÉ CORDERO Richard Soto anda feliz de la vida en su chuzo y de momento no hay planes para venderlo.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica