COMPARTEN EL MAR PERO NO LA FORTUNA
Al final de una calle con hoteles de lujo, una decena de casas de zinc y madera pasan inadvertidas para los turistas en Jacó. Ambos lados son bañados por el mismo mar, pero no por la misma suerte.
Si bien es una de las ciudades con mayor índice de desarrollo humano de Costa Rica, la prosperidad no llega a a todos en este país donde el 23% de sus 5 millones de habitantes es pobre.
Un dilema que deberá resolver el presidente electo Rodrigo Chaves, quien precisamente ganó por goleada en las provincias costeras.
Puntarenas: Chaves 60,62% (92.019 votos) Figueres 39,38% (59.774 votos). Guanacaste: Chaves 55,49% (69.528 votos) Figueres 44,51% (55.759). Limón: Chaves 62,87% (83.183 votos) Figueres 37,13% (49.133 votos)
Desde hace tres meses, estadounidenses, canadienses y europeos vuelven a llenar las calles de Jacó, cantón de Garabito, dos años después de una pandemia que golpeó al turismo, motor económico de Tiquicia.
“En las redes sociales, en todos lados escuché que mucha gente viene ahora aquí. Estuve antes en Estados Unidos y mucha gente viene de allí a México y luego a Costa Rica y por eso quería explorar”, dice la alemana Jessica Friesen, de 27 años, antes de meterse al mar.
Jacó tiene olas óptimas para el surf y atardeceres naranjas perfectos para Instagram. Algunos visitantes prefieren cabalgar sobre la arena.
Una cadena montañosa habitada por monos y guacamayas rodea la ciudad, mientras por el río Tárcoles los cocodrilos transitan cómodamente.
Reviviendo el cementerio. Eliecer Morales tiene 82 años y es uno de los primeros habitantes de Jacó, fundado en 1965. Participó de la construcción y crecimiento del balneario, incluso de lujosos hoteles que son sus vecinos.
“Jacó era unas cuatro casitas. Y ahora verlo como está, da gusto. Pero más difícil se le pone la vida a uno. Para el que es pobre como yo, que vivo arrimado, con la pensioncita y la pesca”, cuenta.
Tras sufrir un accidente y perder su trabajo, no tuvo para pagar un alquiler. Hace 22 años pidió permiso a la municipalidad y se instaló sobre el terreno del antiguo cementerio de Jacó, en un área pantanosa rodeada por manglares, y construyó su casa con láminas de zinc, entre cruces y lápidas.
“Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos”, sostiene. Allí ya está enterrado uno de sus hijos, quien falleció a los 3 años.
Las constantes crecidas de río Quebrada Bonita, que desemboca en el Pacífico, casi por la puerta de su casa, se han llevado varias tumbas.
Eliecer sembró banano y aguacate. Su esposa, seis de sus ocho hijos y sus nietos están instalados allí. Son 35 personas.
Sobrevive de la pesca, vendiendo a los turistas parte de lo que captura, y de una pensión de ¢130 mil.
Está acostumbrado a su rutina y ya no quiere dejar el lugar, que cuenta con energía eléctrica. Sus hijos tienen distintos trabajos en el pueblo y eso le da tranquilidad.
Pero espera que el nuevo gobierno mejore la vivienda de la población, entre ellas la suya. “Este (presidente) que se va no hizo nada (...) El que viene, que ayude más a los pobres, una casita, lo que más necesitamos”, sostiene.
Según el politólogo Sergio Araya, historias como la de don Eliecer explican por qué Chaves ganó en las costas, ya que ven que el cambio es la esperanza para que ahora sí reciban algún tipo de beneficio o respuesta a sus demandas.
“Al final siempre existe la expectativa de que algo diferente pueda significar cosas positivas, siempre existe la posibilidad de que sea peor, pero guardan la esperanza de que sea mejor”, agregó Araya.
Muy caro. Tobías Murillo, alcalde de Garabito, logró mantener las playas abiertas para el turismo local pese a la pandemia, para que la economía no se terminara de derrumbar.
Dice que los problemas económicos no son por falta de trabajo, sino porque Jacó se ha convertido en un lugar caro.
“Hay gente que trabaja en bancos, entidades estatales, grandes hoteles. El problema es que Jacó es caro” y su dinero no les alcanza para alquileres, dice Murillo.
El alcalde cree que el nuevo gobierno debe eliminar las trabas burocráticas para las viviendas sociales.