¿Quién eres, Señor?

¿Quién eres Señor? esa fue la pregunta que hizo un personaje en la Biblia que creyó conocer a Dios, quien creyó que le servía, quién pasó gran parte de su vida estudiando las escrituras bíblicas. un joven religioso que no conocía a Dios. Recordemos la historia que nos cuenta la Biblia en Hechos 9:1,2: “mientras tanto, Saulo no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes en el Señor. Por eso, se presentó al sumo sacerdote, y le pidió cartas de autorización para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los que seguían el nuevo camino, tanto hombres como mujeres, y llevarlos presos a jerusalén”.

Saulo, graduado en Tarso, mejor universidad griega de aquel tiempo, hablaba arameo, griego, latín y hebreo. Había sido instruido en la más grande secta de los judíos y era fariseo. Era muy influyente y buscó encarcelar a los cristianos en Damasco.

“Cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que venía del cielo brilló de repente a su alrededor. Saulo cayó al suelo, y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Saulo preguntó: «¿Quién eres, Señor?» la voz le contestó: «Yo soy jesús, el mismo a quien estás persiguiendo. levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer”.

Saulo no conocía a Dios, Saulo solo conocía tradiciones, dogmas y rituales de Dios, pero no conocía a Dios hasta que el Señor se le reveló y lo hace otro hombre, el famoso apóstol Pablo. Cuando Pablo conoció a Dios su vida nunca fue la misma y brilló con la luz de jesús. el apóstol Pablo, después de conocer a Cristo, fue el hombre que escribió 13 cartas del nuevo Testamento y el fundador de casi todas las iglesias de Asia menor. no vale solo estar en una iglesia, ni conocer la escritura, contar con estudios y la influencia en la sociedad para conocer a jesús, debemos humildemente pedirle que se nos revele, que nuestros ojos sean iluminados para verlo y entenderlo, entonces nuestra vida tendrá un nuevo sentido, un propósito y comenzaremos a ser más como él.