VISITA CALIENTA RUMORES
La salud frágil del papa Francisco no para de alimentar los rumores sobre una posible dimisión, pero los expertos advierten que no hay que darla por cierto.
Sin embargo, tres eventos próximos les echan más fuego a los rumores. Primero está el consistorio del 27 de agosto, que designará a nuevos cardenales, incluyendo a los futuros electores de un papa en caso de cónclave.
A continuación, el papa reunirá a los cardenales del mundo en Roma y visitará en L’Aquila la tumba de Celestino V, el primer pontífice que dimitió, en el siglo XIII.
Esta visita es uno de los hechos que más llama la atención porque el 28 de abril del 2009, Benedicto XVI fue a esa tumba y oró ante los restos del pontífice. El 28 de febrero del 2013 anunció que dejaba el cargo.
Esta conjunción sin precedentes de hechos intriga mucho a la prensa italiana e internacional y algunos lo ven como una oportunidad para que el papa anuncie su decisión.
Si ocurre, el Vaticano se vería en la dificultad de tener tres papas al mismo tiempo: Francisco, Benedicto y el que sustituya al argentino.
Viaje frenado. Por ahora lo cierto es que la visita del papa Francisco a República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, prevista para inicios de julio, fue postergada indefinidamente, y muchos se preguntan si podrá cumplir con su viaje a Canadá, a finales de ese mes, tras vérsele haciendo gestos de dolor durante algunas apariciones públicas.
El Vaticano dice que el viaje a Canadá se mantendrá “hasta nuevo aviso”, pero hay expertos que hablan ya de que se verá en la obligación de cancelarlo.
Desde principios de mayo de este año, el papa de 85 años utiliza una silla de ruedas o un bastón, debilitado por un fuerte dolor en la rodilla derecha. Para aliviarlo, recibe regularmente inyecciones y sesiones de fisioterapia, según el Vaticano, que no ofrece mucha información sobre su salud.
Los cambios de última hora en la agenda del pontífice han reavivado las preocupaciones sobre la capacidad del papa para gobernar la Iglesia católica y han despertado los rumores de una posible renuncia.
Esta teoría “regresa de manera cíclica”, analiza el vaticanista italiano Marco Politi, autor del libro “Francisco, la peste y el Renacimiento”.
Puerta abierta. En el 2014, el propio Francisco contribuyó a alimentar la hipótesis, al considerar que Benedicto XVI había “abierto una puerta” al renunciar a su cargo.
Algunos expertos ven así la posibilidad de una próxima salida: “En el entorno del papa, la mayoría no cree mucho en la posibilidad de una dimisión”, dijo una fuente del Vaticano.
“Desde el momento en que se empieza a decir que el papa está muy enfermo, pueden pasar muchos años: la enfermedad de Juan Pablo II empezó en 1993 y terminó en 2005 , recuerda Alberto Melloni, historiador del cristianismo.
El estado de salud de Francisco ya había alimentado las especulaciones cuando se sometió a una operación de colon en julio de 2021. El pontífice sufre de una ciática crónica y tuvo que extirpar parte de un pulmón en su juventud.
“Bajo Juan Pablo II, el progreso de la enfermedad era muy visible, hubo preguntas durante años” y “también había a menudo noticias falsas”, recuerda el padre Federico Lombardi, antiguo director de la sala de prensa de la Santa Sede.
“Con Benedicto XVI, fue más bien la debilidad de la edad la que progresó y lo llevó a la renuncia, de forma gradual”, añade, refiriéndose al papa emérito, que ahora tiene 95 años y vive en un monasterio del Vaticano.
“Quieren mi muerte”. En setiembre del 2021, el papa Francisco --que sigue recibiendo a responsables políticos o religiosos cada mañana-- había hecho bromas sobre los rumores en cuanto a su salud. Aún estoy “vivo aunque algunos quieren mi muerte”, dijo en ese momento.
Otro tema central para Francisco es el Sínodo Mundial de Obispos, una amplia consulta sobre la organización de la Iglesia católica que finalizará en 2023.
Este evento “es casi un miniconcilio: así que parece difícil imaginar que el papa quiera dejar a medias este gran proyecto que él mismo ha decidido”, dice Politi.