MONSTRUO DETRÁS DE UN MICRÓFONO
en 1990, R. Kelly fue una de las estrellas planetarias de la música R&B, pese a que ya entonces era objeto de acusaciones de abuso sexual.
Treinta años después del abuso demostrado contra una menor, este cantante oriundo de Chicago, de 55 años, fue condenado ayer a 30 años de cárcel después de que un jurado de nueva York lo declaró culpable en setiembre de liderar, durante décadas, una red de abusos sexuales, emocionales y físicos contra adolescentes y mujeres. el ganador de tres premios Grammy, cuyo nombre real es Robert Sylvester Kelly, ha vendido más de 75 millones de discos, convirtiéndose en uno de los músicos del R&B comercialmente más exitosos de la historia, con temas como “i Believe i Can Fly” e “ignition (Remix)”. en el mundo anterior a #MeToo (movimiento contra abusos sexuales), los incesantes rumores de actividad sexual delictiva se tapaban con acuerdos extrajuciales con algunas víctimas.
Los fiscales del juicio en su contra realizado en el Tribunal Federal de Brooklyn describieron “el universo centrado en Robert Kelly” que hicieron que sus colaboradores apoyaran o cerraran los ojos ante el comportamiento depredador del cantante.
Para sus defensores, Kelly era simplemente un “playboy” y un “sex symbol” que vivía la vida a la que están acostumbradas las estrellas internacionales.
Pero el jurado de cinco mujeres y siete hombres lo declaró culpable de todos los cargos que se le imputaban, acusándolo de servirse de su fama para reclutar víctimas con fines sexuales, con la colaboración de su entorno. nacido el 8 de enero de 1967 en Chicago, Kelly fue el tercero de cuatro hermanos.