La Teja

DEL ABUELITO AL NIETO

- Yenci Aguilar Arroyo yenci.aguilar@lateja.cr

Carlos Chacón se crió al lado de un hermoso y elegante Ford Fairlane del año 1959, que fue propiedad de su abuelito, don Manuel Hidalgo.

Esa joya ha adornado las calles de Aserrí por décadas y hace unos años pasó a ser propiedad de Carlos. Don Manuel compró esa nave en una agencia en San José centro, finalizand­o la década del cincuenta.

La familia cuenta que costó 42 mil colones y que el señor apenas lo adquirió lo puso a nombre de la mamá de Carlos, doña Marianne Hidalgo.

“Mi mamá era la menor de cinco hermanos y por eso mi abuelo lo puso a nombre de ella. Dicen que el día en que se compró, mi abuelo subía a todo el mundo en el carro para estrenarlo”, recordó el ahora dueño.

Guardadito. Cuando murió don Manuel, el carro quedó a disposició­n de doña Josefina, su esposa, y después se guardó en una cochera por ocho años.

“Hubo un momento en el que mi papá andaba buscando un Land Rover y cuando le dijeron cuánto costaría me dijo que era mejor arreglar el Ford.

“Entonces él comenzó con un proceso para restaurarl­o, se le hicieron algunas cosas en cuanto a la pintura, el motor y se mandaron a traer unas piezas de Estados Unidos, pero no es como ahora, traer algo de allá tomaba por lo menos tres meses”, afirmó.

Carlos no olvida cuando iban a la Pops a comerse un helado todos los domingos o al mercado Central, en San José, con su chuzo.

“Mi papá falleció en el 2003 y mi mamá dijo que era el momento de dármelo, así que hizo el traspaso y la verdad me hizo muy feliz. Entre mis tres hermanos, yo era el que más se entusiasma­ba con la idea de tener el carro”, expresó.

Como de fábrica. En la actualidad, Carlos lo usa de vez en cuando, porque cuida cada una de sus partes.

“Tiene sus elementos originales. El motor es 4.700cc, es un V8 original. Su tapicería también es original y los asientos son verdes. Las ventanas no tienen separación, por lo que si se bajan parece una sola.

“Es manual, tiene tres marchas y es de cuatro puertas. Es verde agua con blanco y ha mantenido el mismo color desde que se compró en el 59. El radio es de los que uno llama de tubo, hay que esperar que caliente el carro para que pueda funcionar”, detalló.

En la actualidad, su hija Ariana es la que disfruta con Carlos de la pasión por esta joya gringa.

“Ella tiene once años y la verdad es que saco el carro solo cuando hay una exhibición o una reunión. No me gusta sacarlo mucho porque las escobillas son lentas, es una cuestión de seguridad”, comentó.

Carlos recordó que su mamá, doña Marianne, fue la primera señora en conducir un carro en el cantón de Aserrí.

“Todo el mundo admiraba a mami porque andaba para arriba y para abajo conduciend­o el carro. Era como un ejemplo a seguir”, añadió. ▲

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CORTESÍA El Ford Fairlane de 1959 sin duda tiene todo para llamar la atención. Todas sus piezas son originales.
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CORTESÍA * Este carro provoca suspiros por donde quiera que va.
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CORTESÍA Carlos posando junto al chuzo cuando tenía 11 años.
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CORTESÍA Ariana, la hija de Chacón, disfruta de la nave.

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