Pupilo buscará continuar el legado
José Araya, asistente técnico del Municipal Grecia, vivió una mañana de sábado muy dolorosa y triste, pues enterrar a un amigo y maestro nunca es fácil, pues eso era Johnny Chaves para él.
Por siete años ambos hicieron yunta en los banquillos del fútbol nacional, tenían una relación tan cercana que se veían más que a sus propias familias.
Sus caminos se separaron hace seis meses, cuando don Johnny dejó el banquillo de las Panteras por los problemas de salud que arrastraba.
No fue de extrañar, por todo eso, que Araya fuera uno de los que acompañó el ataúd que llevaba el cuerpo del profe hasta la puerta principal de la iglesia don Bosco, en San José, cuando acabó la misa.
“Por él siento una admiración increíble, por eso para mí más que despedir a un entrenador, estoy acá para despedir a un amigo que se le respeta y se le aprecia muchísimo”, comentó Araya.
Barrio México, Santos, Pérez Zeledón, Grecia, de todos esos equipos José se lleva grandes enseñanzas, como la que el propósito de un entrenador debe ser siempre hacer mejores a los jugadores que dirige.
“Gracias a Dios tuve la virtud de aprender a su lado, si él anduvo por encima de los 600 partidos dirigidos (602), yo tuve que andar en más del 50% de todos esos juegos, 340 o 350 pude estar a su lado, la cantidad de horas en cancha, todo fue un aprendizaje total.
“Yo tuve un curso constante con él todos los días por siete años y la verdad es que es algo muy enriquecedor, no solo en el ámbito profesional, sino en lo personal, por lo que estoy muy agradecido con la vida y con Dios por tener la oportunidad de trabajar al lado de una persona como él. Es un formador para mí en mi carrera”, explicó.
Cuando Araya se tire solo a pista como técnico, sin duda tendrá una escuela muy clara, tratará de aplicar todo eso que aprendió de su mentor.