La Teja

“ÉL ESTÁ BIEN, EN LO QUE CABE”

- Manuel Herrera manuel.herrera@nacion.com

Hablar de Lencho Salazar es el tema favorito de su esposa, Ana Solano. Si por ella fuera, se sentaría horas a conversar de “su papito”, como llama de cariño al reconocido folclorist­a costarrice­nse.

Lenchito y Anita se casaron el 11 de agosto del 2015 y cuatro meses después del “sí”, el querido músico sufrió de un quebranto de salud que, ocho años después, o sea, a la fecha, lo mantiene en cama, en la casa que comparte la pareja en La Garita de Alajuela.

Como es de suponer, don Lencho está bajo el cuidado de su esposa, quien atiende todas y cada una de las necesidade­s que él tiene a sus casi 92 años de edad.

La Teja llamó a doña Ana para conversar sobre cómo estaba la salud de su esposo y como ella disfruta tanto hablar de él, no dudó dos veces en atendernos.

La señora sabe el gran cariño que le tiene todo el país a Lenchito y por eso para ella es lindo poder informar sobre él, para que las personas lo sigan manteniend­o en oración.

“Él está bien, en lo que cabe. A veces se pone un poco quebradito de salud y otra vez se recupera y así va. A veces me come, a veces no me come y cuando no come, entonces, le tengo que dar una lechita especial y eso me lo tiene reanimadit­o. De color está bien y, de peso, puedo estar en unos 70 kilos”, nos contó.

Actualment­e, los únicos padecimien­tos que tiene él son demencia y ceguera, que relacionad­os con la edad que él tiene, complican que se pueda levantar de la cama. Doña Ana dice que de otros padecimien­tos, Lencho se curó.

“A él no le achacan ninguna enfermedad. Él no tiene ninguna enfermedad crónica. La presión la mantiene todo el tiempo bien, y en los exámenes (médicos) sale como un relojito. Azúcar ya no tiene, del colesterol y los triglicéri­dos todo lo tiene bien. A veces se me queja de que le duele la espaldita, las piernitas o los bracitos y es lógico, si él está en cama, entonces yo le hago masajitos donde él dice que le duele”, reveló.

“Mamita”, como le dice el folclorist­a a su esposa, cuenta que, de vez en cuando, su amor la sorprende cantando canciones o narrando historias él solito desde su cuarto. En esos momentos de claridad mental del folclorist­a, ella aprovecha para declararle el gran amor que le tiene.

Doña Ana dice que Lenchito suele dormir mucho en el día y estar despierto gran parte de la noche, entonces ella lo que hace es que a las 6 de la tarde le da de comer, le cambia la ropita y le da los medicament­os, y ella se va a dormir a las 8 de la noche.

A las 11:30 de la noche, Anita se levanta a darle más comidita a su amor y ver si necesita algo. Después de esa meriendita ella se vuelve a acostar y a las 4 de la mañana se despierta y va a bañar a Lenchito, para que él esté como lechuguita todo el día.

“Yo me siento angustiada cuando él se me pone rejego con que no quiere comer, de ahí en adelante yo soy feliz cuidándolo. El amor que le tengo es muy grande”, afirmó la señora de 65 años.

Asustada por caída. Por ese esmero con que asiste a su amorcito fue que doña Ana se preocupó tanto por un accidente que ella tuvo hace casi un año.

Anita narró que en junio del año pasado tuvo un “accidente horrible”. Después de que todo un día se había sentido mal, con escalofrío­s y decaída, al entrar al baño de su casa se descompens­ó y se cayó de frente, pegando su cara en la loza del sanitario.

“Me caí y me fracturé tres huesitos en la cara y estoy con problemas por los movimiento­s de la Luna (le duele la cara según la posición del satélite natural de la Tierra). Siento como un desánimo en el área afectada y es horrible”, reveló.

Aún ella sigue con los cuidados y tratamient­os médicos para la recuperaci­ón de la caída, que la desanimó por las necesidade­s de atención de su esposo, pero ella ha continuado con las precaucion­es correspond­ientes y con el apoyo de una hermana suya, que se fue a vivir con ellos a La Garita.

“Gracias a Dios el Señor me ha visto con ojitos de piedad y a parte del accidente que tuve no he tenido ningún otro problema de salud”.

Lenchito no sabe nada del accidente de su esposa, pero Anita dice que el amor entre ellos es tanto que puede que el folclorist­a sienta que a ella algo le pasó.

“Él algo siente y vivimos tan conectados que al otro día del accidente yo entré en la madrugada y lo bañé y lo mudé, y le di desayuno y me dijo: ‘Mamita, ¿se siente mal?’. Le dije que sí y me preguntó que qué me había pasado, pero yo le dije que nada, que no tenía nada, pero vieras que fue raro”, confesó.

De seguro, ahora las oraciones de la gente no solo serán pidiendo por la salud de don Lencho, sino también por la salud de Anita, esta señora de buen corazón que cuida con gran esmero a uno de los grandes exponentes de nuestra cultura folclórica.

Yo soy feliz cuidándolo. El amor que le tengo es muy grande”.

Ana Solano Esposa de Lencho Salazar

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MARIANDREA GARCIA Lencho Salazar es un personaje muy querido por los costarrice­nses.
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ARCHIVO La fiesta de bodas de la pareja se celebró varios días después.
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