Enseñanzas de la romería
Es reconfortante constatar la fe de los pueblos, más aún cuando se trata del propio. observar a los feligreses caminar kilómetro tras kilómetro, bajo la consigna de llegar a dar tributo a la Virgen de los Ángeles, resulta admirable. los devotos no hacen reparos en sus características físicas, peregrinan gordos, flacos, altos bajos, viejos y jóvenes, unos corren, otros caminan, pero todos llegan.
este acto de fe que es la peregrinación nos demuestra que todos podemos, que el deporte no está reservado para los musculosos, para los grandes atletas, sino que todos podemos hacer ejercicio y beneficiarnos, lo único que requerimos es una motivación para hacerlo.
Hoy la esperanza de vida es muy alta, las personas que tienen entre veinte y cincuenta años, probablemente, van a vivir hasta los noventa o cien años, y si no hacemos ejercicio nos arriesgamos a pasar varias décadas enfrentando todas las enfermedades que se derivan del sedentarismo, que unido al sobrepeso, representan las dos primeras causas de muerte e invalidez en el país, como decían nuestros viejos maestros, nos estamos muriendo por golosos, por comelones y por sucumbir al licor y al tabaco.
en bicicleta, en la calle, en la sabana, en la piscina, en el gimnasio, como sea, pero tenemos que reconciliarnos con el ejercicio, porque de lo contrario nos haremos amigos íntimos de las enfermedades.
la diabetes, el cáncer, la presión alta, los derrames y los infartos, comúnmente no nos matan en un solo episodio, sino que nos van disminuyendo lenta y progresivamente la calidad de vida, el desempeño sexual, la vista, la energía, el habla, y después acaban con nosotros. lo podemos evitar, disminuir y controlar con mucho ejercicio y buena comida.
Que sirva este 2 de agosto para percatarnos que síipodemos hacer ejercicio, si llegué hasta la basílica, soy capaz de correr esos 7 kilómetros diarios que son tan sanos.