Niños corren serio riesgo
Deplorable. la escuela Carlos J. Peralta tiene una orden sanitaria desde el 2017
Los papás de los niños que comenzaron el curso lectivo en la escuela Carlos J. Peralta, en Guadalupe de Cartago, llegaron al centro educativo este jueves con un sabor agridulce.
Por un lado, se sienten satisfechos con el trabajo que hacen los docentes de la institución, pero por otro lamentan que la escuela se esté cayendo y aún no llegue una solución para los problemas de infraestructura.
Vanessa Campos (pidió no identificar su rostro) tiene una hija con autismo en segundo grado y asegura que la escuela está en condiciones deplorables y, por eso, pide que las autoridades que actúen lo más pronto posible para que los chiquitos reciban clases en condiciones decentes.
“El año pasado el agua bajaba por todo lado, como padres de familia estamos preocupados por la situación. En cualquier momento cerrrarán la escuela”, afirmó.
Un pensamiento similar tiene Stephanie Jiménez (tampoco quiso ser fotografiada), quien por años cuidó a un niño que cursó sus clases en esta escuela y ahora tiene un chiquito en primer grado.
“En época de invierno esto es una piscina; prácticamente, hay que sacar a los chiquitos alzados. Mi hijo está en primero, pero ya le dije que debe, dentro
de lo que cabe, mantener la calma si llueve duro y se mete el agua”, comentó.
Inundados. Esta escuela brumosa es una de las 849 centros educativos que tiene una orden sanitaria. Teresita Cubero, directora de la institución, aseguró que la orden les llegó en el 2017.
Este centro educativo recibe a unos 900 estudiantes y tiene varios problemas.
“Lo más grave es el hacinamiento, las aulas no reúnen las condiciones para tener a todos los alumnos, uno de los pabellones está saturado y en invierno las aulas se inundan por el tipo de suelo, porque son suelos saturados, y las aulas son pequeñas.
“Hay pocos servicios sanitarios, en total tenemos 4 para hombres y 4 para mujeres, y necesitamos dos exclusivamente para un grupito de estudiantes con necesidades especiales. Además, tenemos problemas con los cielo rasos, corriente eléctrica y necesitamos que la escuela sea intervenida”, dijo.
Cubero afirmó que, humanamente, se hace lo posible para mejorar las condiciones de los estudiantes, pero la plata no alcanza. Por eso, cruza los dedos para que se pongan en práctica un dinero que se conseguirá con un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para construir una escuela nueva.
“Cada vez que pasa tenemos un plan de riesgo, que consiste en trasladar a los estudiantes a la biblioteca o a los pasillos, porque el agua les ha llegado a la rodilla”, afirmó.