Dura pena por matar y quemar a joven
Un sujeto de apellidos Varela Arrieta pasará los próximos 50 años en la cárcel al ser hallado responsable del vil homicidio de Juan Carlos Jiménez Arguedas, de 30 años, a quien mataron y quemaron. Su cuerpo apareció dentro de un carro calcinado en Las Delicias de Liberia, en Guanacaste. La víctima era padre de familia, no se le conocían problemas y soñaba con la graduación de su hijo.
Además de homicidio, Varela fue condenado por daños, tentativa de homicidio, robo agravado y privación de libertad. La Fiscalía de Liberia lo investigó y logró que los jueces de Guanacaste lo encerraran ayer.
Macabro plan. La Fiscalía tiene claro que Varela, junto con otras seis personas, a quienes nunca identificaron, idearon un plan que consistía en sustraer bitcoins (monedas virtuales), el cual pusieron en marcha en noviembre del 2021.
“El acusado contactó a una de las víctimas, quien era comisionista en la búsqueda de personas interesadas en adquirir dicho bien, y le ofreció el pago inmediato de $115.000, para la compra de las criptomonedas.
“En ese sentido, el ofendido conversó con dos personas más (padre e hijo), quienes estuvieron interesados en ser intermediaros en el negocio. Por esa razón, encontraron a un hombre, quien dijo estar interesado en vender sus bitcoins.
“Bajo engaño, el 12 de noviembre de ese año, las víctimas acordaron encontrarse con el imputado en un centro turístico en Bagaces, donde se llevaría la materialización de la venta de la moneda virtual”, señaló la investigación.
Amenazas. Juan Carlos, quien era vecino de El Roble de Puntarenas, acompañó a los dueños de las monedas virtuales y, al llegar al sitio, Varela, junto con otras personas, los amenazaron de entregar el dinero.
Una de las víctimas huyó, las demás fueron amarradas, les taparon la boca con cinta adhesiva y fueron golpeadas, les quitaron los celulares y billeteras.
Al dueño de la plata le hicieron entregar ¢215.000.000 (doscientos quince millones de colones), luego lo balearon en un brazo. Además, se apoderaron de un carro y de un bolso, el cual tenía ¢4.000.000. Luego los ofendidos fueron obligados a entrar a un carro en el que les rociaron una sustancia inflamable, señaló la investigación.