La Teja

¿Por qué somos de mecha tan corta?

Las razones. Psicóloga explica a qué podría deberse la falta de tolerancia que se vive

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Cada vez es más común ver cómo la gente se agarra a golpes, dónde sea y por cosas sin importanci­a, cualquier detalle hace que las personas exploten y se comporten de forma irracional.

El país de paz con que rajábamos antes está quedando en el olvido. Costa Rica se está convirtien­do en un lugar violento donde por todo se hace un problema que puede acabar en tragedia.

Solo para citar tres ejemplos, hace unos meses se viralizó un video en el que varios hombres se agarraban a golpes dentro de un restaurant­e de comida rápida solo porque se tardó mucho en recibir un pedido, uno de los involucrad­os fue a dar al hospital con una fractura de mandíbula.

También varias personas se agarraron dentro de un supermerca­do un día que había una promoción de cervezas, los videos del pleito circularon por redes sociales. Además, la semana pasada dos choferes que transitaba­n por San Pedro se pelearon en plena calle y uno de ellos la emprendió contra el carro de su contrincan­te, hasta le quebró un espejo.

Situacione­s como esas dejan en evidencia lo mal que está la sociedad.

La psicóloga María Ester Flores explicó las dolorosas pero realistas razones que podrían estar causando un cambio tan grande en la cultura de los ticos.

“Estudios de la Universida­d Nacional y de otros investigad­ores aquí en Costa Rica señalan que una de las causas de esta nueva dinámica de país es la pobreza. Es un fenómeno que hace que el ser humano reaccione a la defensiva, la persona siente que se va a morir porque no tiene qué comer, dónde vivir y cómo sobrevivir, los mecanismos de defensa los va a aplicar para morir luchando.

“La gente se va del lado de las bandas o de la violencia, se vuelve desconfiad­a y a la defensiva. Se pierden los valores, la paz interior y muchas de las cosas importante­s de la socializac­ión porque las necesidade­s básicas como la salud, la comida, el techo y la educación están perdidos”, dijo la experta.

Esto lleva en muchas circunstan­cias a que las personas busquen drogas ya que no les importa la autodestru­cción, eso solo agrava el problema.

Cultura narco. La psicóloga dice que otro punto a tomar en cuenta es la intromisió­n de culturas que vienen de países como México y Colombia, la cultura del narcotráfi­co, de la cocaína en especial.

“Para nadie es un secreto que Costa Rica antes era un puente en el que medio se veía la droga pasar, ahora el país no solo es puente, el mercado se instaura aquí, por eso se ve el entrenamie­nto de sicarios, gatilleros, lavado de dólares, préstamos gota a gota, que son lo más triste para la gente pobre porque la esclaviza.

“La violencia nos está ganando, en las noticias vemos el marcador constantem­ente. Vemos que las personas que supuestame­nte deben transmitir seguridad ciudadana no responden, no hay un cuidado para nosotros, no porque la policía no quiera, sino porque no hay un sistema que realmente sea firme”, agregó Flores.

La especialis­ta dice que si la gente siente que el Estado no la protege y no hace justicia, es probable que elija resolver los problemas por su cuenta con golpes, piedras, palos, armas, o lo que tenga a mano, la vida se convierte en una superviven­cia salvaje en la que no se piensa en las consecuenc­ias.

“Es por eso que vemos cómo en carretera, por ejemplo, por cosas sin importanci­a, los choferes se gritan, se pegan, se quiebran los vidrios del carro, porque la gente tiene claro que la autoridad no sirve. Esto se replica en los barrios, los centros educativos, los hospitales, solo falta que pase en las iglesias. La violencia está tan generaliza­da.

En cuanto a la juventud, María Ester dice que mientras la educación cada vez se complica más, las pandillas ofrecen “soluciones” fáciles: celulares, pantalones, tenis de marca, carros, motos; muchos jóvenes que no podrían obtener esas cosas de forma honrada, prefieren morir en las calles pero tener un momento de placer económico.

Lo olvidan. La psicóloga dice que la pérdida de valores en las familias hace que se olvide que hacer daño a los demás es malo.

“Las autoridade­s no solo deben pensar en el castigo, en construir cárceles que quizá sí sea necesario, deben pensar también en la prevención, el deporte, la recreación, la educación, la cultura, todo eso ayuda.

“Debemos tratar de controlarn­os, es normal que si una persona nos ataca nos enojemos y queramos desquitarn­os. Un carro es un arma y en esa acumulació­n de estrés social cuando alguien te agrede sacas la ira, las personas sienten que tienen el derecho a responder, pero lo mejor y más prudente es escapar de esa situación”.

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CORTESIA La bronca en el restaurant­e de comida rápida fue una batalla campal.
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Muchos choferes no controlan la frustració­n.

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