La Iglesia naciente
el domingo anterior cerró la solemne semana que hace de la celebración pascual un solo día, que dura toda la semana y el domingo que mencionamos (octava de Pascua).
Desde el lunes, nos ofrece la santa iglesia una serie de meditaciones que presentan una diversidad de acontecimientos en torno a los apóstoles y de actitudes de ellos, así como de enseñanzas de Jesús que nos va mostrando el camino de la fe, la vivencia sacramental y la vida comunitaria de la iglesia recién enviada a continuar la misión de su fundador el Señor resucitado. la lucha dolorosa de Jesús es ahora la lucha dolorosa de la iglesia naciente. la misión de la iglesia no puede ser otra que el seguimiento de lucha, dolor, persecución, junto con la donación de las gracias de salvación en la vida sacramental y los pasos necesarios para organizar la vida comunitaria de la nueva enviada. en las lecturas bíblicas asignadas para estos días nos encontramos, de parte de las autoridades del templo judío, una persecución contra los apóstoles, especialmente Pedro y Juan. ellos comienzan a comprender que las amenazas contra la iglesia son continuación y reflejo de la Pasión de Cristo. Por su parte, Jesús inicia una catequesis sobre la nueva vida en Cristo, con ocasión de sus diálogos con nicodemo. Y, retomando la conciencia comunitaria de los primeros cristianos, descubrimos como “en el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo”. los apóstoles continuaban con su enseñanza, y los fieles estrechaban sus lazos de comunidad, poniendo en común los bienes espirituales y materiales. otro detalle relativo a la fe. a nicodemo Jesús le dice que “Dios no mandó a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. Una condenación no es provocada por Dios, sino por una negación a Dios. esto es, a grandes rasgos, lo que se refleja en las lecturas y nos muestran la iglesia de la que somos parte.