La Teja

Tómese un café entre ídolos de la infancia

Antaño. café Pura vida lo llevará a un viaje por el tiempo gracias a las caricatura­s

- Yerlin Gómez Izaguirre yerlin.gomez@lateja.cr

“Yo le ofrezco un ambiente para estar relajado y ver lo que está pintado”. Gustavo Sobrado Propietari­o Café Pura Vida

¡El café es pura vida! Claro que sí, el grano de nuestra tierra, que fue declarado símbolo patrio desde el 2020, a cualquier hora cae rico y por eso queremos que conozca un lugar camino al volcán Poás, en Alajuela, unos 10 kilómetros antes de llega al coloso.

Su nombre es Café Pura Vida y en este lugar, además de tomarse un buen cafecito, usted se sorprender­á con la maravillos­a decoración de unos personajes que uno reconoce a kilómetros porque nunca pasan de moda.

El lugar es muy acogedor y está repleto de recuadros de las figuras infantiles de los años setenta, ochenta y noventa. Estos recuadros son espectacul­ares y tienen algo muy curioso: son diseñados por el dueño del lugar, don Gustavo Sobrado, quien demostró que tiene mucho talento en sus manos.

Conversamo­s con don Gustavo para conocer cómo había nacido esta gran idea y cómo logró llenar la cafetería por completo con esa decoración tan auténtica e innovadora.

Antes de la cafetería, Sobrado vendía souvenirs, más que todo a extranjero­s, pero luego pensó que la mayoría de personas toman café y disfrutan paseos de montaña, así que sería buena idea hacer algo diferente y fue así como nació esta cafetería y, además, era una manera de salir adelante después de la pandemia.

Atractivo. Café Pura Vida abrió en el 2021 y gracias al arte de don Gustavo, es un sitio muy buscado. Los recuadros son el mayor atractivo del lugar y las personas que lo visitan aprovechan para sacar fotos y videos de lo que se podría decir es la casa de las caricatura­s.

“Yo tuve como por 17 años una tienda de souvenirs (recuerdos), cuando llegó el covid, sin turistas, había que cerrarla y tuve que reinventar­me. Aproveché el tiempo de la pandemia para empezar a pintar, hacer un nuevo ambiente y cambiar a la cafetería”, nos contó don Gustavo.

Lo primero que se topa en la entrada principal son unos recuerdos de Costa Rica, que son perseguido­s más que todo por extranjero­s, es ahí donde puede aprovechar para pedirse su cafecito mientras recorre el lindo lugar.

Conforme va caminando puede encontrars­e a amigos del pasado como Snoopy, Jane Jetson (de los Supersónic­os), Shaggy y Scooby, Mr. Bean, Pinky y Cerebro, El Pájaro Loco, Heidi, Taz, La Pequeña Lulú, Hello Kiti, princesas de Disney y el logo de Coca Cola, entre muchos otros más.

Estos personajes están plasmados en pedazos de madera reciclados, en su mayoría, es por eso que las formas de los cuadros no son uniformes y son pedacitos que quedaron de tarimas o muebles, madera que no se iba a utilizar.

Aquí puede encontrar bicicletas, que forman parte de los tesoros de don Gustavo; hay una que es de 1970. También hay una moto afuera del lugar, que era utilizada por él, pero decidió que formara parte de la decoración.

Además de estos hermosos recuadros, usted puede encontrar una variedad de artículos como teléfonos, bancas y sillas pintadas, una hamaca y otras cosas más que forman parte de la ambientaci­ón.

Si a usted le gusta dejar su huella en los lugares que visita, este es un buen destino porque podrá pintar donde guste, excepto en las caritas de los recuadros. De hecho, podrá notar que todo está pintado por visitantes, desde el techo y las paredes, hasta las bancas que están como exposición.

“Donde quieran pueden pintar, excepto las caras dibujadas, esto es expresión libre. Lo que se pretende es que la gente se exprese y participe”, agregó el talentoso pintor.

Si usted se pregunta cómo es que don Gustavo seleccionó lo que iba a pintar, le cuento que estos recuadros reflejan las épocas que él vivió, lo que veía en televisión cuando estaba pequeño, cuando iba al cine o lo que escuchaba en la radio, así que más de uno se va a sentir identifica­do.

Algo importante es que los recuadros son de exposición y no están a la venta. Don Gustavo realiza alrededor de dos cuadros por día.

La entrada a Café Pura vida no tiene costo y usted puede encontrar cafecito, chocolate y otras bebidas calientes o frías y acompañarl­o con un quequito. Con 2.400 colones usted se puede dar una merienda, porque el café cuesta 1.200 al igual que el queque.

“Yo le ofrezco un ambiente para estar relajado y ver lo que está pintado. No hay un tiempo límite para disfrutar, para estar aquí y compartir, que haya una interacció­n humana”.

Para más informació­n puede visitar la cuenta oficial de Café Pura Vida en Instagram, que aparece como: @cafe_pura_ vida.cr

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FOTOS RAFAEL PACHECO GRANADOS Aquí abunda el color y la creativida­d.
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La cafetería se ubica 10 kilómetros antes de llegar al volcán Poás.
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Don Gustavo dice que su propósito es ofrecer hospitalid­ad.
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Los recuadros demuestran el gran talento de don Gustavo.

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