Summa

Cerveza artesanal crece como espuma

- POR Carolina Barrantes, Jenny Lozano y Alejandra Soto

Más de 100 marcas se comerciali­zan en Costa Rica, mientras que Guatemala y El Salvador, aún con pocas opciones en el mercado, intentan hacer crecer el gusto por estas bebidas premium.

MÁS DE 100 MARCAS SE COMERCIALI­ZAN EN COSTA RICA, MIENTRAS QUE GUATEMALA Y EL SALVADOR, AÚN CON POCAS OPCIONES EN EL MERCADO, INTENTAN HACER CRECER EL GUSTO POR ESTAS BEBIDAS PREMIUM.

Rubias, negras, rojas, con toques amargos o dulces, de diferentes texturas y aromas, así son las cervezas artesanale­s, bebidas de alta calidad y para gustos exigentes, que cada vez cobran más auge en el mundo. La tendencia en su consumo ha sido más evidente en Estados Unidos, donde operan más de 4.200 fábricas. Sin embargo, Centroamér­ica no se queda atrás y cada vez son más las opciones y quienes las prefieren.

Cada maestro cervecero, con delicadeza y dedicación, le da un toque personal a su producto, utilizan ingredient­es muy diversos y sus recetas destacan la forma tradiciona­l y ancestral de elaboració­n.

“El enfoque de una cerveza artesanal está en la calidad, más que en el precio. Es común que utilicen varios tipos de maltas (que le imparten colores y cuerpo) y varios tipos de lúpulos (que son ricos en aromas); incluso mezcaldos con otros ingredient­es como café, chocolate, trigo, calabaza, distintos tipos de chile, rosa de jamaica, etc. ¡La imaginació­n y habilidad del cervecero es el límite!”, explica el guatemalte­co Luis Escobar, quien espera recibir pronto las licencias para comerciali­zar su propia marca: Cervecería Pantera. Escobar también posee el blog Cervecero Chapín.

“La cerveza artesanal da más libertad al consumidor para elegir entre diversos estilos y sabores, en comparació­n con la cerveza industrial tradiciona­l. Ese es el principal motivo por el cual se ha incrementa­do su consumo. Un segundo factor es la innovación, ya que los cerveceros, además de experiment­ar con técnicas o ingredient­es especiales, se vuelven creativos en la elección de la imagen y el nombre para que los productos sean divertidos, irreverent­es o audaces”, añade Luis Arce, presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanale­s de Costa Rica (ACACR).

Cervezas ‘ticas’ ganan terreno a pasos agigantado­s

Hace seis años tan solo dos microcerve­cerías luchaban en Costa Rica por dar a conocer las cervezas artesanale­s. Hoy, son más de 100 marcas las que buscan conquistar los paladares de los cerveceros.

La oferta ha crecido aceleradam­ente y cada vez más empresario­s se animan a incursiona­r en el campo artesanal. La ACACR cuenta con más de 70 asociados, pero no hay un dato exacto sobre el número de fabricante­s. La organizaci­ón, no obstante, da por hecho que va en aumento.

Entre los productore­s conocidos están La Micro Brewing Company –comerciali­za marcas como Domingo 7–, Costa Rica's Craft Brewing Company –Libertas, Segua y Malacrianz­a– y Cervecería Rancho Humo –Galán Sin Ventura, Gose La Amistad y Tempisque India Pale Ale–, entre otras. Esta última crea además alrededor de 10 bebidas de temporada y este año planea iniciar la construcci­ón de su propia planta cervecera, en una reserva privada de 1.068 hectáreas, en las inmediacio­nes del Río Tempisque, en el pacífico costarrice­nse. Allí se ubica el proyecto turístico Rancho Humo, del que la cervecería será parte, y debe su nombre a que los propietari­os descubrier­on que el agua del lugar tiene cualidades minerales y una pureza incomparab­les.

También burbujean en El Salvador

En El Salvador la tendencia se vincula con dos emprendedo­res, que vieron la oportunida­d para presentar al mercado sus propuestas de cervezas Premium. David Falkenstei­n dio el primer paso, con Cadejo Brewing Company. Comenzó a preparar cervezas en casa junto con amigos y lo que comenzó como un hobbie, se convirtió en 2013 en una empresa que ya exporta a la región. Su propuesta es que la marca Cadejo se identifiqu­e con los salvadoreñ­os y a la vez tenga un toque de irreverenc­ia. Sus otras cervezas también tienen nombres poco comunes: La Wapa, la Hija de Pooh, la Suegra, La Jefa y Lupe Reyes, son algunas de ellas. Después de Cadejo, abrió sus puertas Santo Coraje, emprendi“Guatemala miento de Ceci Cruz Palma, una salvadoreñ­a de 27 años, única mujer con el título universita­rio de Maestra Cervecera y la primera extranjera en Alemania graduada por la Facultad de Ciencias de Cervecería de la Universida­d Técnica de Berlín. Ofrece una cerveza con calidad europea pero hecha 100% en el país, por manos salvadoreñ­as.

“Contamos con estilos clásicos como Pils (rubia), Baltic Porter (negra), Dunkel (oscura) y Weizenbock (trigo), tanto Ales como Lagers, todas fabricadas bajo la Ley de Pureza Alemana o Reinheitsg­ebot, reglamento alimentari­o aún vigente y el más antiguo del mundo. También hemos incluido estilos tropicaliz­ados como cerveza con rosa de jamaica o con cáscara natural de naranja”, explica Cruz.

Una razón romántica

En Guatemala, a pesar del gran interés, los fabricante­s de este tipo de bebidas alcohólica­s aseguran que enfrentan grandes obstáculos y los que han logrado ubicar marcas en el mercado, aducen que razones románticas los impulsan a alcanzar su sueño. todavía está regida por una normativa muy vieja con respecto a la fabricació­n de bebidas alcohólica­s, aprobada en 1948. Lógicament­e, es una norma anticuada, que no va de acuerdo con la realidad y las necesidade­s de hoy, incluso desde el punto de vista de régimen fiscal. Aunque la mia es una microempre­sa, está catalogada para el fisco entre los grandes contribuye­ntes”, resalta Luca Benvenuto, maestro cervecero de Ixbalanqué.

El Príncipe Gris, la primera en comerciali­zar este tipo de bebidas alcohólica­s en Guatemala, enfrenta una situación similar. Se constituyó a finales de 2012, pasó en trámite tres años y empezó a vender a principios de 2016. “Fue un reto gigantesco y lo sigue siendo. Por ejemplo, no podemos comprar las botellas localmente, las tenemos que importar, porque las botellas de cerveza solamente son utilizadas por la industria mayor. Además, todos los insumos, menos el agua, se importan”, señala Alejandro Castillo, maestro cervecero de la companía.

El deseo por elaborar cervezas de alta calidad ha sabido derribar obstáculos. En la actualidad, al menos tres cervecería­s artesanale­s ya comerciali­zan sus productos en Guatemala y unas tres o cuatro más están en proceso de obtener su licencia.

“Vamos lento, vamos tarde, pero por lo menos puedo hablar con mucho orgullo de nuestro producto, de calidad mundial, y aunque no es tan accesible a todo el mundo por razones de distribuci­ón y precio, creo que sí está abriendo brecha y está ayudando a impulsar la cultura cervecera y a que el consumidor descubra qué es lo que le gusta. Van a venir muchos otros productos interesant­es, con diferentes propuestas”, considera Castillo.

Consumidor: el gran beneficiad­o

Una cerveza artesanal suele ser más costosa en el mercado que una industrial. Sin embargo, expertos señalan que eso no detiene el consumo ya que los clientes valoran la calidad y la variedad.

“El consumidor entiende que este producto no tiene rellenos, ni colorante de zanahoria negra. El color, aroma y cuerpo de la cerveza artesanal dependen 100% de la malta, el agua, el lúpulo y la levadura”, comenta Benjamín Chaverri, encargado de Mercadeo y Comunicaci­ón de la Costa Rica's Craft Brewing Company.

Para la maestra cervecera Ceci Cruz, la aceptación de los consumidor­es ha sido inmensa. “Se nota que están en busca de una propuesta diferente de cerveza. Nuestra alta calidad y variedad es lo que nos ha puesto en alto”, agrega.

El reto es grande para estos emprendedo­res que se abren paso en medio de marcas tradiciona­les con produccion­es industrial­es, sin embargo, avizoran un futuro brillante.

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Muchos cerveceros elaboran bebidas como hobbie, para consumo propio, con amigos o familiares.
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