¿Qué gana Guatemala?
Sea cual sea la decisión de la Corte Internacional de Justicia, Guatemala no pierde nada, asegura Rafael Antonio Salazar, representante de la cancillería guatemalteca. Los beneficios de la solución al conflicto serían los siguientes:
Se delimitaría la frontera entre ambos países.
“Aún en el peor de los casos, de que vayamos a la Corte y nos diga que no recuperamos el territorio, ganaríamos la certeza de tener límites claros”, agrega Salazar.
No solo se evitarían muertes y conflictividad en la zona de adyacencia, sino que también habrá más inversión en proyectos de educación, salud y seguridad en el área.
“Las poblaciones guatemaltecas cercanas a la ‘frontera’, oficialmente no existente, son las principales afectadas. En su mayoría, enfrentan condiciones de pobreza extrema y viven entre dos mundos”, asegura el analista Renzo Rosal.
El área que se reclama corresponde a 16.000 Km2 y más de 110 islas e islotes.
Es la zona económica más exclusiva de Belice, la cual incluye sitios turísticos y comerciales como Punta Gorda, Placencia, Dangrida, el puerto Big Creek, entre otros. Si Guatemala recupera ese territorio, la ciudad de Flores, Petén, estaría a unos 200 kilómetros del mar y sería la salida al Océano Atlántico para dicho departamento. Además, existe la posibilidad de construir un parque industrial a los dos lados, lo cual sería una oportunidad para ambas naciones, asegura Salazar.
“Belice solo tiene dos convenios comerciales, uno con el CARICOM y otro con Guatemala, pero no tiene con México y mucho menos con Estados Unidos. Entonces, solucionado todo esto, el potencial de producción y comercio que se puede generar es incalculable”, afirma. se ubica esa frontera, ha cruzado al otro lado y los soldados beliceños los han matado. Esa es una de las razones por las que es indispensable encontrar una solución definitiva”, afirma Rafael Antonio Salazar, coordinador de la Unidad de Soberanía y Dominio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala. Esa falta de certeza sobre la delimitación de las fronteras ha mantenido distantes a ambos países, por lo que esperan que la población decida enviar el caso a la CIJ. “Guatemala es la que reclama y Belice acepta que existe el reclamo, que hay que ir a la Corte a resolver el diferendo porque no hay otra vía. Las vías de negociación se agotaron”, puntualiza Salazar.
En manos de la Corte
El gobierno guatemalteco dice contar con los documentos legales, títulos y pruebas que demuestran que el territorio que reclaman es suyo. Incluso ya evalúa a los abogados internacionales que podría contratar para llevar el caso a la CIJ, por quie- nes estima pagar unos US$10.8 millones. No obstante, la población es la que decidirá si se llega a esa instancia internacional y en ese sentido el panorama es incierto. De acuerdo con el analista Renzo Rosal, en Guatemala se avizora abstencionismo debido al desinterés y falta de información, mientras que en el caso beliceño, se vislumbra una corriente a favor del NO.
“Si gana el NO en Guatemala, se tendría que repetir”, asegura Salazar. “En el caso beliceño, por su sistema de gobierno y su sistema jurídico, si obtienen un NO, el Senado puede ordenar la llegada a la Corte”, asegura con certeza el representante de la cancillería.
2018 será un año definitivo para este hecho histórico, pero la solución no llegaría inmediatamente. Si en los referéndums se decide poner en manos de la Corte la decisión final, habrá que esperar al menos 5 años para que el organismo internacional dé su fallo final.
Aunque el gobierno guatemalteco está dispuesto a luchar hasta la última instancia por el territorio que asegura le pertenece al país, Rosal ve cuesta arriba la tarea.
“No veo mayor opción de recuperación del territorio. Es difícil saber si se encontrará una solución al conflicto, pero anticipo que el escenario será de total clarificación donde Belice sacará ventaja al no estar obligado a perder territorio. Para Guatemala, las ventajas serán por el lado comercial, mejorar flujos y balanza comercial, promover más inversiones, facilitación de los intercambios y mejoras en la infraestructura fronteriza”, señala el analista.