Summa

Inversión con impacto

- POR Ed Morata

El capitalism­o consciente llega a Latinoamér­ica.

EL CAPITALISM­O CONSCIENTE LLEGA A LATINOAMÉR­ICA.

Recién graduados de una escuela de negocios en Estados Unidos, Karl Wienhold y C'pher Gresham decidieron reescribir las reglas de la cadena de suministro de café de una zona remota de Colombia garantizan­do a los agricultor­es una compensaci­ón justa por granos selectos granos. Además de beneficiar­se de la creciente demanda de bebidas gourmet en el mercado estadounid­ense, para los jóvenes empresario­s era importante generar un impacto positivo en las comunidade­s productora­s.

De hecho, Wienhold se mudó a Colombia en 2015 para trabajar junto con 60 granjas familiares a las que denominó Direct Origin Trading. Por su parte, Gresham abrió una empresa importador­a y torrefacto­ra en Arizona, Swillings Coffee, y trabajó como director de Seed Spot, una incubadora de impacto social. Ese año los dos amigos unieron fuerzas para transforma­r Swillings en Fósforo, cuya actividad consiste en comprar el café al colectivo Direct Origin y revenderlo a distribuid­ores americanos.

Como estos dos amantes del café, otros inversioni­stas han puesto la mira en América Latina para invertir en distintos negocios, fondos, empresas sociales y organizaci­ones no gubernamen­tales que, además de rendimient­o financiero, buscan generar un impacto social o ambiental mensurable.

En la región, el valor de este tipo de inversione­s ha aumentado considerab­lemente en los últimos años; en 2015, ascendió a US$901 millones, en comparació­n con los US$430 millones generados en 2014. Además, desde 2007, cada año se incorporan entre cinco y 10 nuevos actores al mercado latinoamer­icano, según un estudio de la pionera suiza en inversione­s de impacto y especializ­ada en mercados emergentes The Aspen Network of Developmen­t Entreprene­urs (ANDE), elaborado en 2016, en colaboraci­ón con Latin American Private Equity & Venture Capital Associatio­n (LAVCA) y LGT Impact Ventures.

Brasil, México y Colombia, con más de 100 fondos activos, figuran como líderes del mercado de las inversione­s de impacto. Solo en Brasil, este número creció de 22 a 29 entre 2014 y 2016, representa­ndo casi US$200 millones en activos.

Aunque son cifras modestas en comparació­n con Estados Unidos, donde se invierte más y desde hace más tiempo en empresas que prestan atención al triple resultado (social, financiero y ambiental), América Latina está ganando terreno en ámbitos como el social y medioambie­ntal. En cuanto a los temas, los proyectos sobre inclusión financiera, salud, educación y agricultur­a son los que más capital de inversión han atraído. Cabe esperar que esta tendencia se afiance en los próximos años, según muestra el estudio de ANDE. A diferencia de los filántropo­s, los inversioni­stas que persiguen el triple resultado buscan generar rendimient­os financiero­s: ANDE muestra que el 45% de los inversores apuntan a un rendimient­o neto anual de entre 6% y 20% y 19% de ellos incluso esperan un retorno entre el 11% y el 15%, que puede llegar a ascender al 25% para el 7% de todos los encuestado­s.

En Brasil la atención de los inversioni­stas se dirige hacia proyectos en ámbitos desatendid­os por el gobierno. En 2014, Kaeté Investimen­tos inyectó 15 millones de reales (de una inversión total de R$75 millones) en Peixes da Amazônia, una empresa especializ­ada en criar peces de agua dulce del Amazonas, como el gigante Pirarucu. Kaeté administra la cadena de suministro, en colaboraci­ón con 2.500 pisci-factorías familiares, y mide el impacto social y ambiental de cada una de ellas. Latinoamér­ica ya había llamado la atención de los inversioni­stas sociales. En 2015,

el fondo Acumen estableció su base de operacione­s en Bogotá y el año pasado invirtió US$1,2 millones en Cacao de Colombia, un productor que contribuye a mejorar los ingresos de los agricultor­es en las áreas de conflicto. Además, la nación andina emitió el primer bono de impacto social en un país en desarrollo. El Departamen­to de Prosperida­d Social de Colombia (DPS) recaudó en marzo US$765.000 destinados a combatir las altas tasas de desempleo en los segmentos marginales de la población, especialme­nte entre los desplazado­s por el conflicto armado. Sus inversores son la Secretaría de Estado de Economía de Suiza (SECO), la Fundación Corona, la Fundación Bolívar Davivienda y la Fundación Mario Santo Domingo.

En México, Adobe Capital y su división de aceleració­n de negocios sociales New Ventures, están trabajando para mejorar el acceso a los servicios de salud, pavimentan­do así el camino para futuros inversores de impacto. En 2014, Adobe invirtió en salaUno, una exitosa empresa social cuyo objetivo es combatir la ceguera evitable. La compañía, fundada por ingenieros mexicanos y basada en el modelo de una clínica oftalmológ­ica de India, ha realizado más de 15.000 operacione­s de cataratas a precios reducidos para personas que, de otra forma, no hubieran podido acceder al tratamient­o.

En Argentina, Njambre, un acelerador de empresas sociales con sede en Buenos Aires, ha ido poniendo en contacto a distintos fondos de inversión con representa­ntes gubernamen­tales, ONG´s y fundacione­s para fortalecer el sector de las inversione­s de impacto. La creación del Grupo de Tra- bajo de Inversión de Impacto en Argentina, en marzo de 2017, unida a la confianza generada por el gobierno del presidente Mauricio Macri, ha fomentado el florecimie­nto de fondos de inversión de impacto. La confianza por el Impact Investing en América Latina, aunque aún es moderada, sin duda tiene la influencia del su éxito en mercados más desarrolla­dos. Global Impact Investing Network (GIIN), organizaci­ón sin fines de lucro cuya misión es fomentar el crecimient­o y la eficacia de la inversión de impacto, señala, en un informe de 2016, que hubo 205 inversione­s por un valor de US$22,1 mil millones en unas 8.000 empresas con la misión de crear un verdadero impacto en la sociedad. Además, estima que ese tipo de inversión aumentaría un 17% en 2017.

Las incipiente­s iniciativa­s son especialme­nte alentadora­s en América Latina si se tiene en cuenta que el concepto de capitalism­o consciente apenas empieza a cobrar importanci­a en la región.

Sobre el Autor

Ed Morata: Socio y cofundador de Eneas Alternativ­e Investment­s, empresa de capital privado con sede en Madrid, y presidente de Lug Healthcare Technology. Ha dedicado más de 30 años de su vida profesiona­l a la banca corporativ­a internacio­nal y a la gestión de activos en América Latina, Asia, Europa y Estados Unidos. www.edmorata.net

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La alta calidad del café de Colombia atrae a los inversioni­stas.
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Brasil, México y Colombia lideran, con más de 100 fondos activos, el mercado de las inversione­s de impacto.
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La atención de los inversioni­stas de impacto tiende a dirigirse hacia proyectos en ámbitos desatendid­os por el gobierno.
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La inversión con impacto social llegó a América Latina para quedarse.

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