Volver a lo básico
La tarea más importante es reforzar el apoyo para el comercio. Sería reconfortante pensar que existe un respaldo global para decidir el rumbo de la OMC. Pero justo ahora, no hay. Las únicas ofertas comerciales nuevas que se ofrecen son regionales, como la Asociación Transpacífico (TPP), un pacto de 11 países, firmado esta semana, que se presenta como un plan para la modernización del comercio. Aunque Trump lo abandonó, ha insinuado que podría reconsiderarlo, lo cual sería un comienzo.
La mejor manera de ayudar a la OMC sería que sus demás miembros coordinen cualquier acción, incluyendo presentar una queja ante la OMC sobre los aranceles de Trump. Aunque eso pueda representar una carga para el tribunal de la OMC, sería un voto de confianza en la idea de que la economía mundial debería regirse por reglas.
Por suerte, el mundo está muy lejos de la década de los 30s.
Sin embargo, la ignorancia y la complacencia han puesto al sistema de comercio en un grave peligro. Los librecambistas deben reconocer que la OMC puede ayudar a mantener los mercados abiertos frente al cabildeo proteccionista, en el país y en el exterior. Es vital que armar un caso del comercio basado en reglas. Eso no será fácil. Por primera vez en décadas, su mayor enemigo es el hombre en la Casa Blanca.