Paso a paso
Rafael está a punto de terminar su carrera en la Universidad de La Habana, pero su mente está en otra parte ya que como él explica, las finanzas y la economía que está aprendiendo son "las que se emplean aquí en Cuba", es decir, no tienen mucha utilidad en ningún otro lado del mundo. El gobierno socialista de Cuba paga por su educación, pero el estipendio para gastos de subsistencia es tan solo de US$4 por mes, suficiente para diez comidas en la cafetería de la universidad. El dinero adicional para sus almuerzos proviene de sus hermanos, quienes viven en el extranjero. Rafael (no es su nombre real) también quiere irse de Cuba. Él está explorando diferentes becas para seguir con una maestría en Europa. Si encontrara una, planea quedarse en el extranjero, donde puede ganar dinero verdadero.
Rafael es uno de los muchos jóvenes cubanos que responden a sus perspectivas precarias contra el sistema no sublevándose sino más bien buscando cómo escapar de él. No está opuesto al régimen comunista de Cuba, pero tampoco le interesa mucho. Por ello, no está muy esperanzado con un cambio de poder que será noticia en todo el mundo. El 19 de abril, Raúl Castro renunció como presidente, poniendo fin a casi 60 años de gobierno de su familia que lideró la revolución del país. Rafael piensa que es hora de que el señor Castro se vaya. Pero asimismo indica que "no le incumbe". Sin embargo, sí le importará a la mayoría de los 11 millones de cubanos que no tienen una salida fácil de la isla. En un país en donde los traspasos de poder son poco frecuentes, el que está a punto de ocurrir es trascendental. Castro, que tiene 86 años, entregó el poder al "primer" vicepresidente, Miguel Díaz-Canel. Es más, no había nacido cuando el hermano de Raúl, Fidel Castro derrocó a la dictadura respaldada, por Estados Unidos, de Fulgencio Batista en 1959. La generación posrevolucionaria traería un cambio de estilo de gobierno y aumentaría las expectativas de los cubanos. No obstante, no está claro si los nuevos líderes las cumplirán. Un cambio sustantivo, si ocurre, no será abrupto. Aunque la generación histórica ya no administrará el gobierno día a día, seguirá siendo influyente. Hasta el 2021 se espera que Castro siga siendo el jefe del Politburó, que controla el Partido Comunista y, por lo tanto, la dirección general de la política. Mientras tanto, José Ramón Machado Ventura seguirá siendo el segundo al mando y Díaz-Canel será solo el tercer miembro más poderoso. Una esperanza más plausible es que Díaz-Canel siga el ejemplo de los partidos comunistas en China y Vietnam, los cuales abrieron sus mercados y permitieron que sus ciudadanos se enriquecieran, siempre manteniendo el control político. Pero incluso esto podría no suceder. Aunque los prospectos parezcan atractivos, los políticos cubanos temen que pueda convertir a su país en una maquiladora de productos baratos para los estadounidenses adinerados. Los politólogos señalan que el socialismo estaba menos arraigado en Vietnam que en Cuba.
CUBA SE DESPIDE DE LA GENERACIÓN REVOLUCIONARIA.