Banco General: Robusto y confiable
A LO LARGO DE SU HISTORIA, SE HA CARACTERIZADO POR CRECER DE FORMA ORDENADA, SU VISIÓN DE LARGO PLAZO Y UN LIDERAZGO FUERTE, BASADO EN VALORES.
La integridad es el principio que rige su forma de actuar, fortalecida con disciplina financiera, pasión por servir a sus clientes y un compromiso sincero de contribuir a mejorar el entorno de las comunidades donde opera. Desde su origen, Banco General se ha mantenido fiel a esos principios, que lo han consolidado como un líder indiscutible y el número uno de Panamá por activos, con más de 840.000 clientes. “Ética, honestidad, solidaridad y transparencia son valores que se promulgan y permean desde la Junta Directiva hacia abajo. Forman parte del ADN de la organización y nos proporcionan una forma distinta de hacer negocios, con premisas muy claras”, remarca Raúl Alemán, CEO desde noviembre de 2017, cargo que asumió con el adeudo de mantener el legado de su antecesor y maestro, Federico Humbert, un visionario que por más de 40 años dejó una huella imborrable tras su muerte. “Nos llevó a entender que éste es un negocio exclusivamente de confianza. Por ello, para garantizar nuestra solidez y darle tranquilidad de los clientes, siembre manejamos altos niveles de capital, por encima de lo requerido por las regulaciones; sostenemos elevadísimos niveles de liquidez como un seguro para los depositantes, con inversiones en instrumentos para preservar capital y no para generar utilidades, y tenemos un portafolio de crédito muy diversificado y de calidad, sin dependencia de unos pocos sectores del mercado, ni grandes concentraciones en nichos específicos. También creamos la infraestructura necesaria para garantizar una cartera amplia y diversificada de depositantes, desconcentrada y atomizada en los diferentes productos, como cuentas corrientes y de ahorros y depósitos a plazo”, detalla el ejecutivo.
A su criterio, esas cuatro políticas, labradas en piedra, y una reputación intachable, resultan aún más relevantes en una plaza que carece de banca de último recurso, ya que en Panamá no hay Banco Central o una Reserva Federal.
“En esta actividad se aprende que hay ciclos económicos buenos y malos, y hay que prepararse cuando las cosas van bien, no reaccionar ante momentos difíciles. Esa disciplina financiera, con reservas sólidas para respaldar los créditos malos, nos ha permitido sortear épocas difíciles, e incluso, nos ha llevado a rechazar proyectos que parecían buenos en épocas de bonanza, porque los precios eran muy altos o el capital iba a sufrir si metíamos activos a la organización”, asegura.
También es la práctica que les permitió convertirse en el primer banco panameño en obtener Grado de Inversión por las dos agencias calificadoras, Standard & Poor's y Fitch Ratings, distinción ratificada ininterrumpidamente desde 1997. “Y lo conseguimos cuando ni siquiera Panamá la tenía, es decir, una empresa privada tenía mejor riesgo de crédito internacional que el propio país”, añade.
Actor de palabra
Banco General realmente cumple sus preceptos, en procura de establecer relaciones de largo plazo con los clientes, más que solo concretar transacciones. “Creemos que el cómo es más importante que el cuánto. Internamente, siempre tenemos programas y capacitaciones guiados a lograr que todos los colaboradores compartan la misma pasión por servir con excelencia al cliente que tiene la Junta Directiva y la alta administración, que actúen con transparencia y estén muy al día”, dice Alemán. Adicionalmente, fue pionero en establecer un programa de distribución de dividendos que
benefician a todos los colaboradores, “desde el que abre la puerta hasta el gerente general”, fue la primera empresa en firmar el Pacto Global de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y en establecer programas formales de RSE. Hace más de 20 años, creó la fundación Sus Buenos Vecinos y más del 80% de los colaboradores integran cuerpos de voluntariado, a través de los cuales donan horas, fuera de la jornada laboral, a obras de ayuda social. Ese modelo lo exportó también a Costa Rica, único país al que ha expandido con licencia de banca general –en el resto de Centroamérica, Colombia y Perú tiene oficinas de representación–
Crecimiento ordenado
Tras competir, con éxito, con los bancos internacionales más grandes que dominan la plaza panameña, opta por crecer vía fusiones y adquisiciones, a finales de la década de 1970. Compra los activos de Banco Inmobiliario; luego, sucursales de Bank of America –que deja Latinoamérica por los problemas de volatilidad–, Bancomer, Bank Boston y Banco Continental, convirtiéndose en el banco panameño de capital privado más grande de la plaza. “La banca internacional se mueve en torno a oportunidades y los movimientos de los países. Una de nuestras ventajas es que éramos el patio, teníamos montada una infraestructura de servicios y una red de sucursales en todas las provincias. Competíamos con ellos en ciertos nichos, pero como banco universal, estábamos muy diversificados”, rememora.
Esas operaciones implicaron absorber personal que, en su mayoría, se mantiene en la institución, gracias a su atractiva cultura “de puertas abiertas, que promueve la colaboración y la participación activa. Sin embargo, también es muy exigente en cuanto valores. ¡Hay que hacer buenos negocios! A quien no le gusta, se va rápido”.