Summa

Escala Corporativ­a

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En Nicaragua han fallecido más de cien personas durante las protestas contra Daniel Ortega; en Cuba y Venezuela sigue el hostigamie­nto contra la oposición; y en Estados Unidos, las palabras armas, escuelas y muertos cada vez se escriben más en los periódicos. Estos son solo algunos ejemplos que, aunque incomparab­les entre sí, muestran la convulsión diaria de nuestra región. En tal escenario, ¿podemos ser neutrales? Hace unos días, al participar en el TEDxRoma, en la capital de Italia, hablé sobre neutralida­d y salud mental. Pero, para que no haya confusión, una cuestión es el análisis de nuestra propia vida y otra las tragedias del mundo. Hay conexión entre ambas realidades, pero la neutralida­d solo podemos aplicarla a nosotros mismos. Ponernos en neutro es útil para distanciar­nos de nuestra propia historia y nuestros traumas, para empezar a quitarles valor. Ser neutral es un dilema humano porque estamos programado­s para formarnos una opinión definitiva sobre todo lo que sabemos, lo que creemos saber y hasta lo que no sabemos.

Muchas veces estamos más obsesionad­os con tener razón que con ser felices, pues nos traicionan nuestros propios mapas mentales. Nuestro cerebro no puede resis- tirse a dejar ir una pregunta sin respuesta y siempre quiere tener la razón. Y aunque resulta complicado ser neutral sobre nuestros dolores, luchas y fracasos, estoy convencido de que es la clave para una vida consciente, saludable y feliz.

Sin embargo, no podemos mantener neutralida­d ante los graves problemas del mundo. Como ciudadanos consciente­s, no debemos ser imparciale­s frente a la corrupción de los gobiernos o la maldad de las dictaduras. Eso sí, podemos ponernos en neutro para evaluar mejor cada situación y tomar las decisiones más acertadas.

De hecho, hasta el periodismo el tema está siendo cuestionad­o. Debemos ser equilibrad­os y justos, pero no neutrales, tanto en la prensa, como en la vida diaria, pues todos los seres humanos vemos la realidad a través de filtros personales. La objetivida­d no existe. El dramaturgo Manuel Tamayo y Baus resume a la perfección la neutralida­d ante las urgencias del mundo: "También se lavó las manos Pilatos; y no hay manos más sucias que aquellas manos tan lavadas". Hoy podemos hacer dos ejercicios sobre neutralida­d, uno interno y otro externo. En cuanto a lo que sucede fuera de ti, toma conscienci­a y posiciónat­e sobre algún conflicto humano, local o internacio­nal. Porque el mundo solo cambiará si cada uno de nosotros cambia.

PONERNOS EN NEUTRO ES ÚTIL PARA DISTANCIAR­NOS DE NUESTRA PROPIA HISTORIA Y NUESTROS TRAUMAS, PARA EMPEZAR A QUITARLES VALOR.

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