Un reformador, pero imprudente
Sin embargo, al hacer cosas que son incorrectas y tontas, aliena innecesariamente a los posibles partidarios en casa. Incluso cuando levantó la prohibición sobre las mujeres conductoras, por ejemplo, estaba encerrando a las mujeres que habían hecho campaña para lograrlo. Asimismo, ha alienado a los extranjeros. El año pasado, las autoridades sauditas detuvieron al primer ministro del Líbano durante dos semanas, una violación extraordinaria de las normas diplomáticas. En Yemen, donde el príncipe Muhammad está librando una guerra de poder contra Irán, las bombas saudíes golpearon un autobús escolar el 9 de agosto, matando a docenas de niños. La guerra, ahora en su cuarto año, ha devastado a Yemen y ha avergonzado a aliados como los Estados Unidos y Gran Bretaña, que abastecen a Arabia Saudita con armas.
Pocos saudíes son lo suficientemente valientes como para decirle al príncipe Muhammad cuando está cometiendo errores. Sus aliados deberían hablarle, pero también prefieren mantenerse callados. Este es un grave error. Arabia Saudita es la economía árabe más importante y es el hogar de los sitios más sagrados del Islam. Una reforma exitosa en este país ayudaría a estabilizar todo el Medio Oriente. Los líderes extranjeros deberían aconsejar al príncipe Muhammad que se tranquilice y deje de perjudicar a su país y su reputación. Si decide hacer caso omiso, entonces se debería pensar en dejar de venderle armamento.