Los mejores liberales
Los mejores liberales siempre han sido pragmáticos y adaptables. Antes de la primera guerra mundial, Theodore Roosevelt se encargó de los capitalistas sin escrúpulos que manejaban los grandes monopolios de Estados Unidos. A pesar de que muchos de los primeros liberales temían al gobierno de la turba, ellos adoptaron la democracia. Después de la Depresión en 1930 ellos reconocieron que el gobierno tiene un rol limitado en el manejo de la economía.
Entre otras cosas, para poder apartarse del fascismo y el comunismo después de la segunda guerra mundial, los liberales diseñaron el bienestar social.
Los liberales deben abordar el reto actual con el mismo vigor. Si prevalece, será porque sus ideas son únicas por su capacidad de esparcir libertad y prosperidad. Los liberales deberían adoptar las críticas y acoger el debate como una fuente del nuevo pensamiento que reavivará su movimiento. Deben ser audaces e impacientes para reformar. La gente joven, particularmente, tiene un mundo que reclamar.
Cuando The Economist fue fundada hace
175 años, nuestro primer editor James
Wilson, prometió “un combate severo entre inteligencia, la cual presiona hacia adelante, y una indigna, tímida ignorancia obstruyendo nuestro progreso.” Renovamos nuestro compromiso a ese combate. Y le pedimos a los liberales en todas partes que se nos unan.